Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
I semana de Cuaresma
Jueves
Salmo 137
De todo corazón te damos gracias, Señor . Con viva conciencia de la fugacidad del
tiempo, reunidos en torno al altar, hemos cantado para dar gracias a Dios por todos los dones
que nos concede cada día y durante toda nuestra vida. Lo hacemos con toda la celebración,
pero hoy nos lo hemos hecho consciente con la respuesta que hemos cantado al salmo: De
todo corazón te damos gracias, Señor .
Cristo es el Señor del tiempo. Todo instante del tiempo humano está bajo el signo de la
redencin del Seor, que entr, una vez para siempre, “en la plenitud de los tiempos” (Tertio
millennio adveniente, 10). Desde esta perspectiva, podemos centrar la respuesta al salmo,
porque Cristo en la plenitud del tiempo y del amor de Dios al hombre, a cada uno de
nosotros.
Elevamos nuestra acción de gracias al Padre por Cristo en el Espíritu Santo, para
implorar su misericordia para nuestra parroquia, para nuestras familias y para cada uno de
nosotros... Hay infinidad de dones por los cuales podemos y debemos dar gracias a Dios, así
por ejemplo, podemos dar gracias por la palabra que proviene de la boca de Dios. Esta es una
palabra de la Suprema Verdad, y la verdad es indispensable al hombre para la vida de su
alma. Demos gracias por la palabra que “muchas veces y de muchas maneras dijo Dios en
otro tiempo a nuestros padres por ministerio de los profetas; últimamente nos habló por su
Hijo” (cf. Heb 1, 1 s.). Demos gracias por esta palabra que nos llega a través de la Sagrada
Escritura de la Antigua y de la Nueva Alianza. Damos gracias por el Evangelio:
Te alabamos, Dios de la vida y de la esperanza.
Te alabamos, Cristo, Rey de la gloria, Hijo eterno del Padre.
Tú, nacido de la Virgen Madre, eres nuestro Redentor; te has convertido en hermano
nuestro para la salvación del hombre y vendrás en la gloria a juzgar el mundo al final de los
tiempos.
Tú, Cristo, fin de la historia humana, eres el centro de las expectativas de todo ser
humano.
A ti te pertenecen los años y los siglos. Tuyo es el tiempo, oh Cristo, que eres el mismo
ayer, hoy y siempre. Amén.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)