Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
I semana de Cuaresma
Sábado
Salmo 118
Dichoso el que cumple la voluntad del Señor . La voluntad de nuestro Padre es “que
todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tm 2, 3-4). El
“usa de paciencia, no queriendo que algunos perezcan” (2 P 3, 9; cf Mt 18, 14). Su
mandamiento que resume todos los demás y que nos dice toda su voluntad es que “nos
amemos los unos a los otros como él nos ha amado” (Jn 13, 34; cf 1 Jn 3; 4; Lc 10, 25-37).
El nos ha dado a “conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en
él se propuso de antemano...: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza... a él por quien
entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo
conforme a la decisión de su Voluntad” (Ef 1, 9-11). Pedimos con insistencia que se realice
plenamente este designio benévolo, en la tierra como ya ocurre en el cielo.
En Cristo, y por medio de su voluntad humana, la voluntad del Padre fue cumplida
perfectamente y de una vez por todas. Jesús dijo al entrar en el mundo: “He aquí que yo
vengo, oh Dios, a hacer tu voluntad” (Hb 10, 7; Sal 40, 7). Sólo Jesús puede decir: “Yo hago
siempre lo que le agrada a él” (Jn 8, 29). En la oración de su agonía, acoge totalmente esta
Voluntad: “No se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22, 42; cf Jn 4, 34; 5, 30; 6, 38). He
aquí por qué Jesús “se entregó a sí mismo por nuestros pecados según la voluntad de Dios”
(Ga 1, 4). “Y en virtud de esta voluntad somos santificados, gracias a la oblación de una vez
para siempre del cuerpo de Jesucristo” (Hb 10, 10).
Por lo cual, si el Hijo obedeció hasta hacer la voluntad del Padre, cuánto más debe
obedecer el servidor para cumplir la voluntad de su señor. La voluntad de Dios es la que
Cristo enseñó y cumplió: humildad en la conducta, firmeza en la fe, reserva en las palabras,
rectitud en los hechos, misericordia en las obras, orden en las costumbres, no hacer ofensa a
nadie y saber tolerar las que se le hacen, guardar paz con los hermanos, amar a Dios de todo
corazón, amarle porque es Padre, temerle porque es Dios… Esto es querer ser coherederos de
Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios, esto es cumplir la voluntad del Padre.
Dichoso el que cumple la voluntad del Señor . Se llama dichoso a aquel que ama de
corazón los mandatos de Señor y los cumple, hallando en ellos alegría y paz.
Señor Dios, Tú nos has revelado tu voluntad a través de las palabras y acciones de tu
divino Hijo. Te suplicamos nos ayudes a seguir su ejemplo en nuestras vidas para poder
contemplarte y cantarte para siempre en tus moradas eternas. Te lo pedimos por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios,
por los siglos de los siglos
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)