Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
II semana de Cuaresma
Miércoles
Salmo 30
Sálvame, señor, por tu misericordia . Conscientes de nuestros límites y de nuestras
miserias, no podemos confiar en nuestras pocas fuerzas. Necesitamos hacer nuestra esta
respuesta que hemos dirigido a Dios, para responder al salmo: “Seor Sálvame!”. Esta
plegaria también la dirigió Pedro a Jesús, al verse en peligro. Y si oramos como él, sin duda
que también Jesús extenderá su mano para salvarnos (cfr. Mt 14,31) y sentiremos su dulce y
fructuoso reproche: “Hombre de poca fe, por qué dudaste?" Agarrados por Cristo. Así
debemos permanecer, dejándonos alcanzar por Él, como hizo el apstol que dijo: “Cristo
Jesús me alcanz a mí” (Flp 3,12).
Lo pide o no; lo separa o lo ignore, en el fondo todo hombre y mujer, sienten la
necesidad, de una forma o de otra, de pedir a Dios la salvación: Muestra, Señor, tu poder,
sálvame y dame tu apoyo, para que la fuerza se manifieste en mi debilidad y sea glorificada
ante los hombres. Estos anhelos suplicantes que suben de toda la historia, les ha dado
respuesta el Dios Uno y Trino, que es fuente y autor de la salvación para todos los hombres.
La Biblia es el libro que contiene esta respuesta para todos, revelando que Dios es el Amor
que viene a nuestro encuentro y se manifiesta en Jesucristo.
El tiempo de cuaresma, en el que hemos entrado, nos llama a vivir con particular
intensidad esta espera de la redención y a fijar nuestra mirada tanto en el amor
misericordioso de Dios que, fiel a sus promesas, nos sale al encuentro, como en la profunda
necesidad de salvación que descubrimos dentro de nosotros. Dirijámonos, pues, al amor
misericordioso de Dios y al designio de salvación con que nos llama a hacia Sí: Él quiere
hacernos partícipes de su vida divina (cf. Ef 2, 18; 2 Pe 1, 4), liberándonos de las tinieblas del
pecado y resucitándonos para la vida eterna (cf . Dei Verbum , 4).
Y nosotros, desde la experiencia del encuentro con el amor misericordioso de Dios, que
nos salva, traduzcamos nuestra plegaria: Sálvame, señor, por tu misericordia , en propósitos
y proyectos de vida nueva, comprometida en el servicio de Dios y en el testimonio de su
mensaje entre los hombres.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)