Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
III semana de Cuaresma
Martes
Salmo 24
Sálvanos, Señor, tu que res misericordioso . A través de toda la Biblia se nos ha
manifestado la identidad de Dios: su amor misericordioso nos salva. Hace falta una sola
cosa: que el pecador entorne al menos un poco la puerta de su corazón... El resto lo hará
Dios. “Todo comienza en su misericordia y en su misericordia acaba”.
En efecto, no hay amor más grande que dar la vida por los amigos (cf. Jn 15,13), pues
el amor salva al mundo, construye la sociedad y prepara la eternidad. Es Dios quien nos
salva, quien salva al mundo y toda la historia. Él es el Pastor de su pueblo.
Nuestro mundo necesita ser tocado y curado por la belleza y la riqueza del amor de
Dios. El mundo actual necesita testigos de ese amor. Necesita que nosotros seamos la sal de
la tierra y la luz del mundo, para que salve. El mundo necesita la sal, nos necesita como sal
de la tierra y luz del mundo. Necesitamos constantemente recordar al mundo que “el
Evangelio es fuerza de Dios que salva” (cf. Rm 1, 16).
Dios es Amor que salva. Es Cristo resucitado quien cura las heridas y salva a los hijos e
hijas de Dios, salva a la humanidad de la muerte, del pecado y de la esclavitud de las
pasiones. Que esta cuaresma el Dios misericordioso afiance nuestro corazón en el bien y la
verdad y nos salve, pues El es.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)