Domingo XXVII del Tiempo Ordinario Ciclo A
Padre Emilio Betancur Múnera
HAY QUÉ RENDIR CUENTAS
Una de las cosas más agradables es oír hablar a un agricultor de su parcela o quién
habiendo vivido en la ciudad retorna al campo así sea parcialmente. Cualquier
conversación sobre el tema del campo siempre origina un relato, bien sea sobre las
plantas que sobre los animales, los árboles o las flores. Ese placer se amplía
mirando las montañas, las quebradas, los ríos, los atardeceres, levantándose con el
canto de los pájaros o comiéndose una fruta cogida del árbol.
Una de las mayores dificultades del campo es encontrar a quien confiar la finca a
quien arrendarla. Antes de hacerlo, el dueño de la viña en el relato de Isaías,
planta, cerca, cava y construye la casa del mayordomo.
El pequeño relato de la viña pertenece a la primera fase de actividad de Isaías,
cuando aún no se previa la intervención de Asiria en Palestina y en Jerusalén,
entonces pudieron escuchar al profeta- poeta tañendo con un arpa la canción de la
viña.
El objeto del cántico es el amor del dueño a su viña, lo que en la simbología oriental
representa al esposo y la esposa. Pero cuando el agricultor espera lo mejor de la
cosecha le llega la desilusión porque la viña produjo uvas amargas (agraces).
El agricultor interpreta al auditorio para que dé su opinión sobre lo que le ha
sucedido. Le dicen que no queda más que abandonar el sembrado dejándolo como
pasto de animales y quitarle el agua para que sea estéril.
“La via del Seor es la casa de Israel… se esperaba justicia y se esparci sangre;
derecho y lo que hay son lamentos” (primera lectura).
LOS ARRENDATARIOS
Es fácil reconocer en el evangelio de hoy la primera lectura de Isaías sobre Israel
como casa del Señor (Is 5,1-7), con la diferencia de que el ejemplo del evangelio
da una interpretación novedosa. En la parábola de Jesus el propietario no es el
viñador que cultiva la viña, él la ha confiado a otros viñadores para poder irse de
viaje.
Cuál es la viña y quienes los labradores no es del todo claro, pero la viña puede
representar el Reino de Dios y los viadores son el pueblo de Israel: “Por eso os
digo que se os quitará el Reino de los cielos y se le dará a un pueblo que produzca
su fruto”. Ese fue el mismo juicio que Jeremías le hizo al pueblo de Israel (Jer
7,22-28). No se trata de un rechazo a Israel porque Yahveh no puede contradecirse
así mismo ya que escogió, llamó y cuidó como un hijo a Israel. Además una
palabra no es un veredicto último y radical sino un llamado a la conversión, incluso
podríamos decir que se trata de la urgencia de la conversión. En Jesús nunca la
severidad fue un juicio definitivo. A pesar de los obstáculos del hombre el Reino
produce frutos dado que lo que cuenta no es el viñador sino las uvas. En la viña
también han fallado los arrendatarios que llegaron hasta el punto de maltratar a los
criados y matar al hijo del dueño de la viña.
La clave de la parábola es este comentario de Jesús: “¡La piedra que desecharon los
arquitectos es ahora la piedra angular, es el Señor quien lo ha hecho ha sido una
maravilla o nuestros ojos”. Al hermano que quisieron matar Dios lo constituy en
el salvador de los hermanos de José y de todo Israel. Dios es experto en revertir
situaciones: sobre la piedra angular que es Jesús se reconstruirán todos los que
pensaban que ya habían muerto.
NUEVOS ARRENDATARIOS
El trabajo que el Padre, en Jesucristo, hace por la viña que somos nosotros, debe
tener una correspondencia en frutos. Mientras que en Isaías el proceso de la viña
termina en destrucción, en Mateo la atención es en los viñadores homicidas que son
sustituidos por no haber entregado el fruto esperado, vivir de acuerdo al corazón de
Dios. Esta es la misión de la Iglesia.
El dueño de la viña en lugar de abandonarla sustituye a los viñadores, la parábola
es profética en cuenta que anuncia un juicio contra los dirigentes infieles. La
realización del juicio es la toma de Jerusalén por el imperio romano (70 A.C).
También los pastores por codicia fueron separados del rebaño en Ezequiel (C 34) y
otros llegaron a cuidar del rebaño.
La viña es Israel, Jerusalén y el Reino de Dios, los viñadores son los jefes religiosos.
Los nuevos arrendatarios son la Iglesia responsable de los frutos de la
evangelización. A la Iglesia a nombre de Jesús le corresponde plantar, cercar,
cavar y construir todo lo anterior exige inversión no solo de recurso humano sino
también material con la natural expectativa de producción, por el seguimiento de
Jesús la élite convertida en arrendataria se niega a pagar y sin tener en cuenta al
dueño maltratan a los enviados (los profetas), negar el fruto que le corresponde a
otro es robar.
MÁS ETICA QUE ETNIA
Mateo insiste en la necesidad que tiene la Iglesia de producir frutos, el cántico de la
viña es un canto de la Iglesia.
El Señor le pregunta a la Iglesia en la liturgia: ¿Qué más hay que hacer en mi viña
que yo no haya hecho?
Otro aspecto bien interesante de la parábola es la conciencia que Jesús tiene de su
misión, Él es el hijo que va hacia la muerte por fidelidad a lo que le ha
encomendado su Padre Dios, y a pesar de su muerte o, por su muerte, la viña dará
frutos para Dios y los hermanos en la fe. La naturaleza de este nuevo pueblo ya no
es étnica sino ética.
Desde la cárcel Pablo aconseja a la viña representada por los filipenses antes y hoy
por nosotros. Cualquier cosa que sea cierta, honorable, justa, pura, amable,
misericordiosa. “Ténganla en cuenta… y todo lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis
y visteis de mí ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros”, “La paz de
Dios que custodia el corazón del hombre también cuida de los pensamientos en
Cristo y los mantiene por la oracin la súplica y la accin de gracias” (segunda
lectura)
La historia de la viña que es la Iglesia, la Iglesia somos nosotros, se vuelve un
canto de esperanza en el Salmo 79.
“Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste. Extendió
sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río.
¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los
jabalíes y se la coman las alimañas?
Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la
cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa.
No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. Señor, Dios
de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve.”
La viña no es reemplazada sino los dirigentes de la viña, al dueño lo que le interesa
son los frutos, exigencia que sigue bajo la responsabilidad de la Iglesia (judíos y
gentiles).
A los creyentes, nuevos responsables de la viña, les corresponde una vida cristiana
fiel y fructífera, recordando en la Eucaristía (memoria) a los antiguos labradores
con quienes debemos rendir cuentas en el juicio.
LECTURAS
Isaías 5, 1-7
Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña.
Mi amigo tenía una viña en fértil collado.
La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas; construyó en medio una atalaya
y cavó un lagar.
Y esperó que diese uvas, pero dio agrazones.
Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor, sed jueces entre
mí y mi viña.
¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo haya hecho?
¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones?
Pues ahora os diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para
que sirva de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen.
La dejaré arrasada: no la podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos;
prohibiré a las nubes que lluevan sobre ella.
La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel; son los hombres de Judá su
plantel preferido.
Esperó de ellos derecho, y ahí tenéis: asesinatos;
esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.
Palabra de Dios.
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Salmo 79, 9 y 12. 13-14. 15-16. 19-20 (R.: Is 5, 7a)
R. La viña del Señor es la casa de Israel.
Sacaste una vid de Egipto, expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste. Extendió
sus sarmientos hasta el mar, y sus brotes hasta el Gran Río. R.
¿Por qué has derribado su cerca para que la saqueen los viandantes, la pisoteen los
jabalíes y se la coman las alimañas? R.
Dios de los ejércitos, vuélvete: mira desde el cielo, fíjate, ven a visitar tu viña, la
cepa que tu diestra plantó, y que tú hiciste vigorosa. R.
No nos alejaremos de ti: danos vida, para que invoquemos tu nombre. Señor, Dios
de los ejércitos, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. R.
Filipenses 4, 6-9
Hermanos:
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de
gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y
vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable,
laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis,
recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra.
Y el Dios de la paz estará con vosotros.
EVANGELIO
Arrendará la viña a otros labradores
Mateo 21, 33-43
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
-«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con
una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos
labradores y se marchó de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir
los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados,
apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo
mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo."
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero: venid, lo
matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de
la viña y lo mataron.
Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?» Le
contestaron:
-«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros
labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice:
-«¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro
patente"? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a
un pueblo que produzca sus frutos.»