XXVII Domingo del Tiempo Ordinario A
Padre Julio Gonzalez Carretti OCD
DOMINGO
a.- Is. 5, 1-7: La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel.
En esta primera lectura, encontramos el testimonio que da el profeta acerca de las
relaciones de Yahvé con su pueblo Israel, convertido en canto, quizás en un
ambiente de vendimia, en la fiesta de los Tabernáculos. La imagen de la viña, es
recurrente en la Biblia, en la que se pudo inspirar Jesús, para la parábola de los
viñadores. Comienza por narrar la situación de su amigo que plantó una viña con
cepas escogidas, quitó las piedras la rodeó, levantó una torre de vigilancia, contra
ladrones y fieras, cav un lagar. “Esper que diera uvas y dio agraces” (v. 2).
Ahora, el profeta se dirige a sus oyentes, habitantes de Jerusalén, hombres de
Judá, para que den su veredicto acerca de la conducta de la viña desagradecida y
estéril. Se invirtió tiempo y trabajo por parte del dueño, pero desde ahora no se
merece hacer nada en el futuro. Yahvé es el dueño de la viña, no teniendo tiempo
para consideraciones, actuará como Juez. No dio los frutos esperados, arrasará con
ella, no se preocupará más, dejará que los animales la derriben, hasta las lluvias le
negará. La viña es Israel y Judá, varones de Judá su amado plantío, que Yahvé
cuidó desde que en el desierto se formó como su pueblo. Yahvé les dio su Ley, para
respondiera en lo religioso y moral dando ejemplo a las naciones paganas, sin
embargo, ahora la injusticia tomó el lugar de la justicia y equidad, los griteríos, el
lugar de la honradez, el dolor los oprimidos clama al cielo, sometidos por los
poderosos de la sociedad.
b.- Flp. 4, 6-9: El Dios de la paz estará con vosotros
El apóstol nos exhorta, a que si bien puedan darse diverso tipo de opiniones dentro
de la comunidad, no deben dejar de dialogar, donde prime la prudencia. Los invita
a presentar en la asamblea litúrgica sus oraciones a Dios (cfr. Col. 3,14-17 y Ef.
5,17-20; 6, 18-19). Quizás uno de los problemas que vive la comunidad de Filipos,
es la integración de la moral estoica a todo el contenido de vida cristiana, o moral
cristiana, es decir, rescatar lo bueno de esa estilo de vida, debido a la conversión
de los paganos a la fe. Hoy hablaríamos del humanismo cristiano, es decir, lo que
se puede integrar a la moral cristiana de los pueblos, donde la Iglesia y los
cristianos están presentes, viven y sientes como integrados a esos ambientes,
valores y tradiciones. Pablo quiere que la comunidad tenga en cuenta todo, lo que
encierra la filosofía estoica, y si lo proyectamos al futuro, se refiere a los
humanismos que vendrán con el tiempo. Enumera valores, como la alegría cristiana
(v. 4; cfr. 2,18; 3,1), la benevolencia o clemencia (v. 5), la oración en comunidad,
donde estén presentes las peticiones, las suplicas y la acción de gracias (v. 6; cfr.
Mt. 6, 25-34). Habla de la paz de Dios, como escudo que protege los corazones y
las mentes en Cristo Jesús, pero sobre, todo destaca que el hombre pacífico, es
además sabio en su vida (v. 7 ;cfr. Col. 3, 15; Jn. 14, 27). Cuando el apóstol
menciona que “el Seor está cerca” (v. 5) se quiere recordar, para animar la
esperanza, que Jesús viene a traer la liberación (cfr. Rm. 13, 11-14). Abierto a la
realidad donde el cristiano es sal y luz del mundo, debe discernir para nutrir su vida
donde descubra lo verdadero, lo noble, lo justo, lo puro, lo amable, lo honorable,
todo cuanto sea virtud o sea un valor, hay que tenerlo en cuenta e integrarlo de
savia cristiana (vv. 8-9). Con lo que el apóstol enseña a los cristianos de todos los
tiempos ha hacer de la cultura un camino de diálogo y encuentro para que muchos
puedan conocer Cristo Jesús.
c.- Mt. 21, 33-43: Arrendará la viña a otros labradores.
En este evangelio, encontramos la parábola de los viñadores, convertida por Mateo
en alegoría. Vemos que Dios, es el dueño de la viña, la viña es Israel (cfr. Is. 5, 1-
7; 27, 2-6; Jer. 2, 21; 12,10; Ez. 17; Os. 10,1; Sal. 80,9ss). Los viñadores a
quienes se arrienda es Israel, es decir, los dirigentes, cultivadores espirituales del
pueblo, príncipe de los sacerdotes y fariseos. Los siervos enviados a la viña son lo
profetas (cfr. Mt. 23,29-38; Lc. 11, 45-51; Hb. 11, 36-37); los viñadores malvados
y homicidas, son una figura de la actitud de Israel para con los profetas, los
enviados de Dios, que esperaban frutos de justicia y santidad de parte de Israel.
Finalmente, el dueño es Dios, quien manda a su Hijo a la viña, pensando que lo
respetarán, pero los trabajadores deciden matarlo (cfr. Jn. 5, 18; Flp. 2,6; Col. 1,
15-19, Mt. 27, 23. 25; Hch. 3,14-15). Refiriéndose a Jerusalén, ciudad que mata a
los profetas, el evangelista, agrega que al hijo lo echaron fuera de la viña, lugar de
su muerte, preludio del Calvario, donde Jesús entregará su vida (cfr. Hch. 13, 12).
Respecto al castigo, que se anuncia al final de la parábola, se puede comprender,
su cumplimiento en dos momentos: “a esos miserables les dará una muerte
miserable” (v. 41), como la destruccin de Jerusalén a manos del romano
Vespasiano el ao 70, y el “arrendará la via a otros labradores” (v. 41), como que
Israel finalizó su tarea de comunicar la revelación divina y las promesas mesiánicas
pasaron al Israel de Dios, es decir, la Iglesia (cfr. Gál. 6,16). La pregunta de Jesús,
fuera ya de la alegoría: “¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los
constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien
hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos? Por eso os digo: Se os quitará el Reino
de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos. Y el que cayere sobre esta
piedra se destrozará, y a aquel sobre quien cayere, le aplastará” (vv. 42-44), se
refiere al rechazo de la viña al Hijo, lo que está reflejado en la actitud que han
tenido, ancianos, príncipes de los sacerdotes y escribas. La cita que hace Jesús, es
del Sal.118, 22, alabanza a Dios por los triunfos sobre los enemigos e invasores
incluso en el desprecio y opresión de éstos, Yahvé los convirtió en piedra angular,
para que sostuviese Israel, la esperanza mesiánica (cfr. Jer. 51,26; Is. 28,6; Hch.
4,11). Es ahora, que Jesucristo se aplica este pasaje a sí mismo, la verdadera
piedra del mesianismo es ÉL, a pesar que los constructores religiosos de Israel, la
rechazan, como piedra fundamental de todo el mesianismo de Israel. Clara alusión,
además a la resurrección de Cristo (cfr. Hch. 4, 11; 1Pe. 2,17). Este rechazo de la
piedra, tendrá sus efectos, en el sentido que los que le matarán, se estrellarán con
ÉL, y si viene su justicia sobre ellos, entonces les aplastará, lo que coincide con el
final de la parábola, “les dará una muerte miserable” (v. 41; cfr. Is. 8, 14.15; Dan.
2, 34. 45). Si bien, los sumos sacerdotes y fariseos, comprenden que hablaba de
ellos, no hicieron nada, por temor al pueblo, que lo tenía por profeta. El Padre,
espera de nosotros sus frutos, porque invitados a la viña por su Hijo, las obras
maduran al calor del amor, que el Espíritu derrama en los corazón de hombres y
mujeres, que obedecen al dueño de la Viña.
Santa Teresa de Jesús, trabaja en la viña del Señor por medio de la oración.
“Cuando no nos damos a Su Majestad con la determinacin que El se da a nosotros,
harto hace de dejarnos en oración mental y visitarnos de cuando en cuando, como
a criados que están en su viña; mas estotros son hijos regalados, ni los querría
quitar de cabe sí, ni los quita, porque ya ellos no se quieren quitar; siéntalos a su
mesa, dales de lo que come hasta quitar el bocado de la boca para dársele.” (CV
16,5).