Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
IV semana de Cuaresma
Sábado
Salmo 7
En ti, Señor, me refugio . Para nosotros lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Señor
nuestro refugio (Sal 72, 25. 28). Desde su experiencia de la vida, el orante sabe dirigirse así
a Dios, por sí y pos los demás: “A ti, Seor, nos hemos acogido: no hemos quedado nunca
defraudados; tú has sido la roca de nuestro refugio, un baluarte donde nos hemos salvado.
No nos has entregado en manos del enemigo. ¡Cuán grande es tu bondad, Seor!” (cf. Sal
31, 2-3. 9. 20).
La respuesta que hemos dado al salmo 7: En ti, Señor, me refugio, suscita la confianza
en el Seor y proclama la estabilidad de “los que confían en el Seor”, debido a la presencia
de Dios en la mente y el corazn del creyente, pues slo Dios es “roca, fortaleza, pea,
refugio, escudo, baluarte y fuerza de salvacin” (cf. Sal 17, 3). Aunque el creyente se sienta
aislado y rodeado por peligros y amenazas, su fe debe ser serena, porque el Señor está
siempre con él. En efecto la fuerza de Dios nos rodea y nos protege.
Dios lo es todo para el que lo ha encontrado, se ha convertido en el centro de su vida;
y por esto, Dios es la roca segura y estable, es la gracia amorosa, es el alcázar protegido, el
refugio defensivo, la liberación, el escudo que mantiene alejado todo asalto del mal (cf. Sal
143, 1-2). Dios ilumina, anima y adiestra a los fieles para la lucha a fin de que sepan afrontar
las hostilidades del ambiente, las fuerzas oscuras del mundo.
Un ejemplo, san Odiln, él solía decir: “La cruz es mi refugio, la cruz es mi camino y mi
vida. (...) La cruz es mi arma invencible. La cruz rechaza todo mal. La cruz disipa las
tinieblas”. La cruz del Seor nos recuerda que toda vida está iluminada por la luz pascual,
que ninguna situación está totalmente perdida, puesto que Cristo ha vencido la muerte y nos
ha abierto el camino de la verdadera vida. La redencin “se realiza en el sacrificio de Cristo,
gracias al cual el hombre rescata la deuda del pecado y es reconciliado con Dios” (TMA 7). Por
esto hemos orado así: En ti, Señor, me refugio.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)