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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
I Semana de Pascua
Martes
Salmo 32
(Cfr. Benedicto XVI, 1 de diciembre de 2007)
En el Señor está nuestra esperanza . El profeta Isaías nos dice que “¡Nosotros
confiamos en el Señor; El nos ayuda y nos protege! Que tu amor, Señor, nos
acompae, tal como esperamos de ti” (Is 40: 31). Nuestra esperanza no carece de
fundamento, sino que se apoya en un acontecimiento que se sitúa en la historia y,
al mismo tiempo, supera la historia: el acontecimiento constituido por Jesús de
Nazaret, Muerto y resucitado para nuestra salvación.
La esperanza cristiana está inseparablemente unida al conocimiento del
rostro de Dios, el rostro que Jesús, el Hijo unigénito, nos reveló con su encarnación,
con su vida terrena y su predicación, y sobre todo con su muerte y resurrección.
La esperanza verdadera y segura está fundamentada en la fe en Dios Amor,
Padre misericordioso, que “tanto am al mundo que le dio a su Hijo unigénito” (Jn
3, 16), para que los hombres, y con ellos todas las criaturas, puedan tener vida en
abundancia (cf. Jn 10, 10). Por tanto, el tiempo pascual es tiempo favorable para
redescubrir una esperanza no vaga e ilusoria, sino cierta y fiable, por estar
„anclada‟ en Cristo, Dios hecho hombre, roca de nuestra salvación.
Si falta Dios, falla la esperanza. Todo pierde sentido. Es como si faltara la
dimensión de profundidad y todas las cosas se oscurecieran, privadas de su valor
simblico; como si no “destacaran” de la mera materialidad. Está en juego la
relacin entre la existencia aquí y ahora y lo que llamamos el “más allá”. El más
allá no es un lugar donde acabaremos después de la muerte, sino la realidad de
Dios, la plenitud de vida a la que todo ser humano, por decirlo así, tiende. A esta
espera del hombre Dios ha respondido en Cristo con el don de la esperanza.
En el Señor está nuestra esperanza. Sí, Dios nos ama y precisamente por eso
espera que volvamos a él, que abramos nuestro corazón a su amor, que pongamos
nuestra mano en la suya y recordemos que somos sus hijos.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)