Dios se puede ver, es visible en Cristo
01/09/2011
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 17-24
En aquel tiempo, los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le
dijeron a Jesús: “Seor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”.
Él les contest: “Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado
poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del
enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se
les sometan. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo”.
En aquella misma hora, Jesús se llen de júbilo en el Espíritu Santo y exclam: “
¡Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas
cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla!
¡Gracias, Padre, porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre
y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y
aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”.
Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “Dichosos los ojos que ven lo que
ustedes ven. Porque Yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que
ustedes ven y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”. Palabra del
Señor .
Oración introductoria
Gracias, Señor, por tu Palabra que me muestra el camino a la verdad. Permite que
en esta meditación abra, con sencillez y humildad, mi mente y mi corazón para que
pueda guardar el silencio para ver y oír lo que hoy me quieres decir.
Petición
Señor, concédeme la sencillez necesaria para buscar que Tú reines en mi vida.
Meditación
«Creer en Dios y creer en Jesús, no son dos actos separados, sino un único acto de
fe, la plena adhesión a la salvación realizada por Dios Padre mediante su Hijo
Unigénito […] El Hijo de Dios, con su encarnacin, muerte y resurreccin, nos liber
de la esclavitud del pecado para darnos la libertad de los hijos de Dios, y nos dio a
conocer el rostro de Dios que es amor: Dios se puede ver, es visible en Cristo.
Santa Teresa de Ávila escribe que “no debemos alejarnos de lo que constituye todo
nuestro bien y nuestro remedio, es decir, de la santísima humanidad de nuestro
Seor Jesucristo”. Por tanto solo creyendo en Cristo, permaneciendo unidos a Él,
los discípulos, entre quienes estamos también nosotros, pueden continuar su acción
permanente en la historia: “En verdad, en verdad os digo – dice el Señor –: el que
cree en mí, también él hará las obras que yo hago”. La fe en Jesús comporta
seguirlo cotidianamente, en las sencillas acciones que componen nuestra jornada»
(Benedicto XVI, 22 de mayo de 2011).
Reflexión apostólica
«El apóstol, que se siente urgido por la misión de predicar a Cristo, ha de aprender
el arte del trabajo, que es el arte de la eficacia, de la realización completa, de ganar
tiempo al tiempo, de hacer más en menos tiempo, sin resignarse jamás a que sus
talentos y posibilidades vayan consumiéndose día a día de manera infructuosa por
la improvisación, la pereza, la superficialidad o el desorden» (Manual del miembro
del Movimiento Regnum Christi , n. 200).
Propósito
Encomendarme al Espíritu Santo antes de iniciar mis actividades.
Diálogo con Cristo
Jesucristo, dichoso aquel que sabe acogerte en su corazón. Te he abierto mi
corazón, con sencillez y humildad, permite que sepa mantenerme en esta actitud
de búsqueda y de acogida, que no sea una chispa o una emoción pasajera, sino una
convicción de mi vida porque sólo el que es sencillo y humilde es capaz de vivir en
armonía con los otros. Intercede por mí, Madre mía, porque ¡sólo la persona
sencilla, como tú, sabe vivir el mandamiento del amor a Dios y al prójimo!
«Cuando tengan que lamentar alguna imperfección, háganlo rápidamente, con
mucha sencillez y gran confianza, y sigan después ocupando su hermoso tiempo en
contemplar y amar a Jesucristo, olvidando en su Divino Corazón todas sus miserias
e imperfecciones»
( Cristo al centro, n. 485).