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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
I Semana de Pascua
Jueves
Salmo 8
Qué admirable, Señor, es tu poder. Aleluya . ¡Cuán admirable es nuestro
Dios! Aquel a quien ningún entendimiento es capaz de abrazar y adorar en la
medida de su santidad. Aquel a quien ningún corazón es capaz de amar en la
medida de su amor.
Podemos pensar en el admirable poder de Dios sobre el hecho que San Pablo
anuncia: Cristo crucificado como “poder y sabiduría de Dios” (1 Cor 1, 24) en quien
se ofrece la salvación a los creyentes. Ciertamente el suyo es un poder admirable,
pues se manifiesta en la debilidad y el anonadamiento de la pasión y de la muerte
en cruz. Dios se ha hecho hombre para todos los hombres. Cristo ha muerto y
resucitado por todos. Todos al fin estamos llamados al banquete de la eternidad
(Cfr. Juan pablo II, Audiencia general del 11 de junio de 1986) .
Dios Padre ha revelado su omnipotencia (su poder) de la manera más
misteriosa en el anonadamiento voluntario y en la Resurrección de su Hijo, por los
cuales ha vencido el mal. Así, Cristo crucificado es “poder de Dios y sabiduría de
Dios. Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la
debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres” (1 Co 2, 24-25). En la
Resurrección y en la exaltación de Cristo es donde el Padre „desplegó el vigor de su
fuerza‟ y manifestó “la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los
creyentes” (Ef 1,19-22).
“Cristo ayer y hoy, principio y fin... Suyo es el tiempo y la eternidad. A él la
gloria y el poder por los siglos de los siglos”. Qué admirable, Señor, es tu poder.
Aleluya.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)