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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
I Semana de Pascua
Viernes
Salmo 117
La piedra que rechazaron los arquitectos es ahora la piedra angular . Aleluya .
Con estas aleccionadoras palabras, tomadas del salmista y que San Marcos pone en
labios de Jesús, la primitiva comunidad cristiana celebraba gozosa la gloria del
Resucitado, alegría expansiva de quienes se sentían a salvo y felices en la nueva
construcción de Dios: la Iglesia.
La piedra, dice San Pablo, “era Cristo”. Y añade: “Cuanto al fundamento,
nadie puede poner otro, sino el que está puesto, que es Jesucristo”. Jesucristo es,
pues, la piedra fundamental del nuevo templo de Dios. Rechazado, desechado,
dejado a un lado, dado por muerto -entonces como ahora-, el Padre lo hizo y hace
siempre la base sólida e inconmovible de la nueva construcción. Y lo hace tal por su
resurreccin gloriosa. “Esta es la obra de Yahvé, admirable a nuestros ojos”.
Sobre El, por la fe en su resurrección, somos edificados los cristianos. Así nos
lo ensea el apstol Pedro, en su primera carta: “A El habéis de allegaros, como a
piedra viva rechazada por los hombres, pero por Dios escogida, preciosa. Vosotros,
como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual para un sacerdocio
santo...”.
El nuevo templo, cuerpo de Cristo, espiritual, invisible, está construido por
todos y cada uno de los bautizados sobre la viva “piedra angular”, Cristo, en la
medida en que a El se adhieren y en El “crecen” hasta “la plenitud de Cristo”. En
este templo y por él, “morada de Dios en el Espíritu”, El es glorificado, en virtud del
“sacerdocio santo”, que ofrece “sacrificios espirituales”, y su Reino se establece en
el mundo.
La cima de este nuevo templo penetra en el cielo, mientras sobre la tierra,
Cristo, la piedra angular, lo sostiene mediante el “fundamento que El mismo ha
elegido y dispuesto: los apstoles y los profetas”, y quienes a ellos suceden, es
decir, en primer término, el Colegio de los obispos, y la “piedra” que es Pedro.
De esta espléndida realidad eclesial, llena de lecciones y significado para
cada cristiano, es símbolo cada templo visible, como éste ante el que nos hallamos,
y que congrega a los miembros de la herencia de Cristo que constituyen una
parroquia en una Diócesis
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Las piedras materiales o la estructura externa del templo deben siempre
recordaros que somos “piedras vivas”, que debemos construirnos constantemente
en Cristo, a la medida y ejemplo de Cristo, en lo personal, familiar y social.
Estamos restaurando este edificio. Restauremos también nuestras vidas según el
querer de Dios.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)