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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
II Semana de Pascua
Lunes
Salmo 2
Dichosos los que esperan en el Señor . Aleluya. Estos días del tiempo Pascual,
es un tiempo de más alegría, de más creer, de amar y de esperar en Cristo, y de
recorrer con confianza el camino de la esperanza cristiana en la resurrección del
crucificado.
Cristo da cumplimiento a esa esperanza, no sólo con las palabras contenidas
en sus enseñanzas, sino sobre todo con el testimonio de su muerte y resurrección.
Por lo mismo, la redención del cuerpo se ha realizado ya en Cristo. En Él ha
quedado confirmada esa esperanza, con la cual nosotros “hemos sido salvados”. Y,
al mismo tiempo, esa esperanza ha sido proyectada de nuevo hacia su definitivo
cumplimiento escatológico. “La revelación de los hijos de Dios” en Cristo ha sido
definitivamente orientada hacia esa “libertad y gloria” de las que deben participar
definitivamente los “hijos de Dios” (Cfr Juan Pablo II, 21 de julio de 1982).
Dichosos los que esperan que el Señor les dará la vida eterna. Esta
esperanza responde al deseo de inmortalidad que el hombre lleva en su corazón en
virtud de la naturaleza espiritual del alma. La Iglesia predica que la vida eterna es
el „paso‟ a una vida nueva: a la vida en Dios, donde „no habrá ya muerte ni habrá
llanto‟ (Ap 21, 4). Gracias a Cristo, que, como dice san Pablo, es “el primogénito de
entre los muertos” (Col 1, 18; cf. 1 Co 15, 20), gracias a su resurrección, el hombre
puede vivir en la perspectiva de la vida eterna anunciada y traída por él.
La Iglesia da testimonio de esta esperanza, esperanza de la vida eterna, de
la resurrección de los cuerpos, de la felicidad eterna en Dios, lo hace como eco de
la enseñanza de los Apóstoles, y especialmente de san Pablo, según el cual Cristo
mismo es fuente y fundamento de esta esperanza. “Cristo Jesús, nuestra
esperanza”, dice el Apóstol (1Tim 1, 1); y también escribe que en Cristo se nos ha
revelado “el misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a
sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de
este misterio... que es Cristo..., la esperanza de la gloria” (Col 1, 26-27; cfr. Juan
Pablo II, 27 de mayo de 1992).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)