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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
II Semana de Pascua
Viernes
Salmo 26
(Cfr. Benedicto XVI, 2 de diciembre de 2007)
El señor es mi luz y mi salvación. Cristo es salvación y esperanza para todo
hombre. La Iglesia es consciente de que esta salvación se puede alcanzar
únicamente en Cristo por medio del Espíritu.
Cristo mismo eligió a la familia humana como ámbito de su encarnación y de
su preparación para la misión que el Padre celestial le había confiado. Además,
fundó una nueva familia, la Iglesia, como prolongación de su acción universal de
salvación.
¿En qué consiste esta esperanza, tan grande y tan «fiable» que nos hace
decir que en ella encontramos la «salvación»? Esencialmente, consiste en el
conocimiento de Dios, en el descubrimiento de su corazón de Padre bueno y
misericordioso. Jesús, con su muerte en la cruz y su resurrección, nos reveló su
rostro, el rostro de un Dios con un amor tan grande que comunica una esperanza
inquebrantable, que ni siquiera la muerte puede destruir, porque la vida de quien
se pone en manos de este Padre se abre a la perspectiva de la bienaventuranza
eterna.
El desarrollo de la ciencia moderna ha marginado cada vez más la fe y la
esperanza en la esfera privada y personal, hasta el punto de que hoy se percibe de
modo evidente, y a veces dramático, que el hombre y el mundo necesitan a Dios
?¡al verdadero Dios!?; de lo contrario, no tienen esperanza.
No cabe duda de que la ciencia contribuye en gran medida al bien de la
humanidad, pero no es capaz de redimirla. El hombre es redimido por el amor, que
hace buena y hermosa la vida personal y social. Por eso la gran esperanza, la
esperanza plena y definitiva, es garantizada por Dios que es amor, por Dios que en
Jesús nos visitó y nos dio la vida, y en él volverá al final de los tiempos.
En Cristo esperamos; es a él a quien aguardamos. Con María, su Madre, la
Iglesia va al encuentro del Esposo: lo hace con las obra de caridad, porque la
esperanza, como la fe, se manifiesta en el amor. ¡Buen Adviento a todos!
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)