EVANGELIO DEL DIA
¿ Señor, a quién iremos?. Tú tienes palabras de vida eterna. Jn 6, 68
Lunes de la XXVIII Semana del Tiempo Ordinario
Carta de San Pablo a los Romanos 1,1-7.
Carta de Pablo, servidor de Jesucristo, llamado para ser Apóstol, y elegido para
anunciar la Buena Noticia de Dios,
que él había prometido por medio de sus Profetas en las Sagradas Escrituras,
acerca de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, nacido de la estirpe de David según la
carne,
y constituido Hijo de Dios con poder según el Espíritu santificador. por su
resurrección de entre los muertos.
Por él hemos recibido la gracia y la misión apostólica, a fin de conducir a la
obediencia de la fe, para gloria de su Nombre, a todos los pueblos paganos,
entre los cuales se encuentran también ustedes, que han sido llamados por
Jesucristo.
A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos, llegue la
gracia y la paz, que proceden de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Salmo 98(97),1.2-3ab.3cd-4.
Salmo. Canten al Señor un canto nuevo, porque él hizo maravillas: su mano
derecha y su santo brazo le obtuvieron la victoria.
El Señor manifestó su victoria, reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la
tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la
tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la
tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
se acordó de su amor y su fidelidad en favor del pueblo de Israel. Los confines de la
tierra han contemplado el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra, prorrumpan en cantos jubilosos.
Evangelio según San Lucas 11,29-32.
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una
generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será
para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta
generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para
escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la
condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay
alguien que es más que Jonás.
Leer el comentario del Evangelio por
Atribuido a San Romano de Mélode (?-v. 560), compositor de himnos
Himno « Nínive » ; SC 99
Jonás fué un signo para los habitantes de Nínive : lo mismo será el Hijo del
hombre para esta generación
Preveniste la desesperación de Nínive, desviaste la amenaza ya anunciada, y
tu misericordia venció tu cólera, Señor. Ten piedad, todavía hoy, de tu pueblo y de
tu ciudad; derriba a nuestros adversarios con tu mano poderosa, por la intercesión
de la Madre de Dios, acogiendo nuestro arrepentimiento.
El hospital del arrepentimiento está abierto a todas las enfermedades
morales: venid, apresurémosnos a ir allá, y a adquirir fuerza para nuestras almas.
Es en el arrepentimiento donde la pecadora encontró la salud, donde Pedro fue
liberado de su negación, David dió fin al sufrimiento de su corazón y los Ninivitas
fueron curados (Lc 7,50; 22,62; 2S 12,13). No vacilemos, pues, y levantémosnos,
mostrémosle nuestras heridas al Salvador y dejémonos vendar. Porque sobrepasa
todo deseo, en la acogida que hace a nuestro arrepentimiento.
Jamás ha sido exigido honorario alguno a los que van, porque no podrían
ofrecer un regalo del mismo valor que la cura. Recobraron la salud gratuitamente,
pero dieron lo que podían dar: en lugar de regalos, lágrimas, porque éstas son allí
para este Libertador, preciosos objetos de amor y de deseo. Lo demuestran la
pecadora, Pedro, David y los Ninivitas, porque justamente aportando solo sus
sollozos, llegaron los pies del Libertador, y este recibió su arrepentimiento.
Las lágrimas son a menudo más fuertes que Dios, si se puede decir, y
verdaderamente le fuerzan: porque el Misericordioso se deja encadenar con alegría
por las lágrimas, por las lágrimas del espíritu de los pequeños (cf 2Co 7,10)...
Lloremos pues de corazón, a la manera de los Ninivitas, que gracias a su
contricción, abrieron el cielo y fueron vistos por el Libertador, que recibió su
arrepentimiento.
servicio brindado por el Evangelio del Día, www.evangeliodeldia.org”