Redescubrir la belleza y la profundidad de la oración
05/10/11
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4
Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Entonces Jesús les dijo: «Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas,
puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende, y no nos
dejes caer en tentación». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, en el padrenuestro resumes el estilo de vida que me propones para que
pueda alcanzar la felicidad. Alabarte y reconocerte como Dueño y Señor de mi vida
es lo primero, te suplico que mandes a tu Espíritu Santo para que esta oración me
convierta en un auténtico testigo de tu amor.
Petición
Señor Jesús, dame la gracia de saber ser tu discípulo para poder amar a los demás.
Meditación
«Jesús no puso objeciones, ni habló de fórmulas extrañas o esotéricas, sino que,
con mucha sencillez, dijo: “Cuando oréis, decid: „Padre...´”, y ense el Padre
Nuestro sacándolo de su propia oracin, con la que se dirigía a Dios, su Padre. []
Estamos ante las primeras palabras de la Sagrada Escritura que aprendemos desde
niños. Se imprimen en la memoria, plasman nuestra vida, nos acompañan hasta el
último aliento. Desvelan que “no somos plenamente hijos de Dios, sino que hemos
de llegar a serlo más y más mediante nuestra comunión cada vez más profunda con
Cristo. Ser hijos equivale a seguir a Jesús” (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret,
Madrid 2007, p. 172).
«Esta oración recoge y expresa también las necesidades humanas materiales y
espirituales: “Danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdnanos nuestros
pecados”. Y precisamente a causa de las necesidades y de las dificultades de cada
día, Jesús exhorta con fuerza: “Yo os digo: pedid y se os dará; buscad y hallaréis;
llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá”. No se trata de pedir para satisfacer los propios deseos, sino
más bien para mantener despierta la amistad con Dios, quien sigue diciendo el
Evangelio “dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan”. (Benedicto XVI, 25 de
julio de 2010).
Reflexión apostólica
«El padrenuestro pone en los labios la oración que Cristo nos enseñó y, rezado con
atención y fervor, permite profundizar e incrementar las actitudes interiores que
sostienen las diversas peticiones» (Manual del miembro del Movimiento Regnum
Christi , n. 251).
Propósito
Rezar pausadamente el padrenuestro, reflexionando en lo que estoy diciendo.
Diálogo con Cristo
Señor Jesús, no dejo de maravillarme por tu sabia pedagogía. En unas cuantas
palabras resumes el código de tu ley para poder vivir y transmitir el amor. Darte el
primer lugar, pedirte que vengas a mi vida y que se haga siempre tu voluntad.
Pedirte lo que como creaturas terrenales nos agobia no tener, pedir tu perdón
ofreciéndote que yo también voy a perdonar y pedir tu protección para no caer en
la tentación. ¡Gracias Señor por enseñarme a orar!
«¿Hay algo que pueda sintonizar más entre sí a los miembros de un hogar que la
oración hecha en común, en la que piden unos por otros al Padre que vela por
todos?»
( Cristo al centro, n. 892).