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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
V Semana de Pascua
Lunes
Salmo 113 B
Que todos te alaben sólo a ti, Señor . Es lo mismo que decir: a Dios sólo
darás culto; por ello, no sólo es una invitación a alabar a Dios, sino que al decir:
Que todos te alaben sólo a ti… , estamos diciendo que Dios es “el Primero y el
Ultimo” (Is 44,6), el Principio y el Fin de todo. Así, recordamos y reconocemos el
dominio de Dios sobre la creación y sobre nuestra vida.
Por consiguiente, al responder al salmo, hemos cantado: Dios es Único: no
hay más que un solo Dios: “La fe cristiana confiesa que hay un solo Dios, por
naturaleza, por substancia y por esencia” (Catech. R., 1, 2, 2; CIgC 200); y, por
consiguiente sólo Él es digno de nuestra alabanza.
Si adorar es alabar, estamos reconociendo a Dios como Dios, como Creador y
Salvador, Señor y Dueño de todo lo que existe, como Amor infinito y
misericordioso. „Adorarás al Seor tu Dios y slo a él darás culto‟ (Lc 4, 8), dice
Jesús citando el Deuteronomio (6, 13; CIgC 2096).
Adorar a Dios es reconocer, con respeto y sumisin absolutos, la „nada de la
criatura‟, que slo existe por Dios. Adorar a Dios es alabarlo, exaltarle y humillarse
a sí mismo, como hace María en el Magnificat, confesando con gratitud que El ha
hecho grandes cosas y que su nombre es santo (cf Lc 1, 46-49). La adoración del
Dios único libera al hombre del repliegue sobre sí mismo, de la esclavitud del
pecado y de la idolatría del mundo (CIgC 2096).
La razón de ser de la liturgia, que estamos celebrando es para escuchar y
acoger a Jesús que vive, que honra y alaba al Padre, para alabarlo y honrarlo con
Él. La celebración de los santos misterios es, pues, sobre todo, acción de alabanza a
la soberana majestad de Dios, Uno y Trino, y expresión querida por Dios mismo.
Con ella nos presentamos ante Él para darle gracias, consciente de que nuestro
mismo ser no puede alcanzar su plenitud sin alabarlo y cumplir su voluntad, en la
constante búsqueda del Reino que está ya presente, pero que vendrá
definitivamente el día de la Parusía del Señor Jesús. La Liturgia y la vida son
realidades inseparables. Una Liturgia que no tuviera un reflejo en la vida, se
tornaría vacía y, ciertamente, no sería agradable a Dios. Que todos te alaben sólo a
ti, Señor.
Padre Félix Castro Morales
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Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)