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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
VI Semana de Pascua
Miércoles
Salmo 148
La gloria del señor sobrepasa cielo y tierra . En la Sagrada Escritura, la
expresión "cielo y tierra" significa: todo lo que existe, la creación entera. Indica
también el vínculo que, en el interior de la creación, a la vez une y distingue cielo y
tierra: „La tierra‟, es el mundo de los hombres (cf Sal 115, 16). “Él cielo” o “los
cielos” puede designar el firmamento (cf Sal 19, 2), pero también el „lugar‟ propio
de Dios: „nuestro Padre que está en los cielos‟ (Mt 5, 16; cf Sal 115, 16), y por
consiguiente también el „cielo‟, que es la gloria escatológica. Finalmente, la palabra
„cielo‟ indica el „lugar‟ de las criaturas espirituales -los ángeles- que rodean a Dios.
El término „gloria‟ (doxa) indica el esplendor de Dios que suscita la alabanza,
llena de gratitud, de las criaturas. San Pablo diría: es “el conocimiento de la gloria
de Dios que está en la faz de Cristo” (2 Co 4, 6). La gloria de Dios se manifiesta en
la salvación del hombre, al que -como afirma el evangelista san Juan- tanto amó
Dios “que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que
tenga vida eterna” (Jn 3, 16).
Todo hombre, y toda la creación a través de él, cada uno está destinado a la
gloria de Dios. Ante el Dios de la inmensa gloria no podemos más que doblar las
rodillas en actitud de humilde y gozosa adoración. El hombre debe dar gloria a Dios
Creador y Redentor; en cierto modo debe convertirse en voz de toda la creación
para decir en su nombre Magnificat: las grandes obras de Dios y, a la vez,
expresarse a sí mismo en esta relación sublime con Dios, porque en el mundo
visible sólo él puede hacerlo.
La gloria del señor sobrepasa cielo y tierra: “Gloria y honor al único Dios:
Padre, Hijo y Espíritu Santo, por todos los siglos”. San Ireneo al respecto escribe,
que “El Verbo se ha hecho dispensador de la gloria del Padre en beneficio de los
hombres... Gloria de Dios es el hombre que vive y su vida consiste en la visión de
Dios” (Adv. haer. IV, 20, 5. 7). Así pues, la gloria de Dios se manifiesta en la
salvación del hombre, al que -como afirma san Juan- tanto amó Dios "que dio a su
Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”
(Jn 3, 16).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)