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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
VII Semana de Pascua
Jueves
Salmo 15
Enséñanos, Señor, el camino de la vida . Jesús se manifiesta como
compañero en el camino de la vida del hombre y Maestro paciente que sabe
modelar el corazón e iluminar la mente para que comprenda el designio de Dios.
Jesús es el camino de la vida, el camino de nuestra vida. Y él nos dice a
todos „sígueme‟, es decir, nos invita a tomarlo como modelo; nos dice: comparte mi
vida y mis opciones, entrega como yo tu vida por amor a Dios y a los hermanos.
Así, Cristo abre ante nosotros el „camino de la vida‟, que, por desgracia, está
constantemente amenazado por el „camino de la muerte‟. El pecado es este camino
que separa al hombre de Dios y del prójimo, causando división y minando desde
dentro la sociedad.
Enséñanos, Señor, el camino de la vida . El „camino de la vida‟, que imita y
renueva las actitudes de Jesús, es el camino de la fe y de la conversión; o sea,
precisamente el camino de la cruz. Es el camino que lleva a confiar en él y en su
designio salvífico, a creer que él murió para manifestar el amor de Dios a todo
hombre; es el camino de salvación en medio de una sociedad a menudo
fragmentaria, confusa y contradictoria; es el camino de la felicidad de seguir a
Cristo hasta las últimas consecuencias, en las circunstancias a menudo dramáticas
de la vida diaria; es el camino que no teme fracasos, dificultades, marginación y
soledad, porque llena el corazón del hombre de la presencia de Jesús; es el camino
de la paz, del dominio de sí, de la alegría profunda del corazón.
“Señor, me enseñarás el sendero de la vida”. Hagamos nuestra esta
invocación del Salmo responsorial, que acabamos de cantar. Necesitamos que el
Redentor resucitado nos enseñe el sendero, nos acompañe a lo largo del camino y
nos guíe hasta la comunión plena con el Padre celestial.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)