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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
VII Semana de Pascua
Sábado
Salmo 10
El señor verá a los justos con complacencia . El estribillo de respuesta al
salmo tranquiliza „a los justos‟, es decir, a los creyentes. “El Señor es justo y ama la
justicia”. “Los buenos, (es decir los justos,) verán su rostro” (Sal 10, 7). Estas
palabras abren ante nosotros la perspectiva de aquel „cielo nuevo‟ y de aquella
„tierra nueva‟ (Ap 21, 1) que serán la „morada de Dios con los hombres‟. Entonces
Dios “enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni
gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado”. Aquel día El señor verá a los
justos con complacencia.
Los santos se tomaron en serio estas palabras, que hemos cantado en la
respuesta al salmo. Ellos creyeron que su „felicidad‟ vendría de traducirlas
concretamente en su existencia. Y comprobaron su verdad en la confrontación
diaria con la experiencia: a pesar de las pruebas, las sombras y los fracasos
gozaron ya en la tierra de la alegría profunda de la comunión con Cristo. En él
descubrieron, presente en el tiempo, el germen inicial de la gloria futura del reino
de Dios.
Esta perspectiva es ya una realidad vivida por la inmensa constelación de
Santos que gozan en el cielo de la visión beatífica de Dios. Ayer nos detuvimos a
contemplar su gloria, alegrándonos en la esperanza de poder compartir un día con
ellos la misma gloria, acordándonos de la promesa de Jesús: “En la casa de mi
Padre hay muchas moradas... Voy a prepararos un lugar” (Jn 14, 2).
Aquí abajo nuestra liberación comienza con la del pecado, que es lo
fundamental y la condición para todo lo demás. Queda el sufrimiento, como medio
de expiación y rescate. Pero si morimos en gracia de Dios, sabemos con certeza
que entraremos en la vida y en la felicidad y que nuestra alma se unirá un día a ese
cuerpo que fue deshecho por la muerte, para que también él participe, de alguna
forma, de la visión beatífica del paraíso.
La Iglesia predica que la vida eterna es el „paso‟ a una vida nueva: a la vida
en Dios, donde “no habrá ya muerte ni habrá llanto” (Ap 21, 4), porque El señor
verá a los justos con complacencia.
har con alegría a la casa del Señor: nos espera la Vida Nueva, el Señor de la
Paz, el Señor de la Vida, el Defensor de la dignidad de cada persona.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)