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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XI Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo Is. 12
El Señor es mi Dios y mi Salvador . Efectivamente, sólo Dios es el Salvador:
la convicción de que el hombre no puede salvarse mediante sus esfuerzos humanos
y de que toda la salvación viene de Dios, estaba inculcada por la revelación del
Antiguo Testamento. Dios decía a su pueblo: “No hay Dios justo ni salvador fuera
de mí” (Is 45, 21). Sin embargo, con esta afirmación Dios aseguraba además que
no había abandonado al hombre a su propio destino. Él lo salvaría. Y efectivamente,
el que se había definido como Dios Salvador, manifestó, con la venida de Cristo a la
tierra, que Él lo era realmente.
En realidad, en Cristo el misterio de salvación se ha revelado como misterio
de Dios Padre que entrega a su Hijo en sacrificio para la redención de la
humanidad. Mientras el pueblo judío esperaba un Mesías humano, el Hijo de Dios
en persona vino en medio de los hombres y, en su calidad de verdadero Dios y
verdadero hombre, desempeñó la misión de Salvador. Es Él quien con su sacrificio
ha realizado la reconciliación de los hombres con Dios. Nosotros no podemos menos
de admirar esta maravillosa invención del plan divino de salvación: el Hijo
encarnado ha actuado entre nosotros con su vida, muerte y resurrección, como
Dios Salvador.
Siendo el Hijo, cumplió a la perfección la obra que le había confiado el Padre.
Él considera esta obra tanto del Padre como suya. Ante todo, es la obra del Padre,
porque tuvo la iniciativa y continúa guiándola. El Padre puso esta obra en las
manos de su Hijo, pero es Él quien la domina y la lleva a término.
“Tanto amó Dios al mundo que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que
crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna”. San Juan, que refiere estas
palabras en el Evangelio (3, 16), las comenta en su primera Carta: “En esto está el
amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a
su Hijo, como propiciación por nuestros pecados” (1 Jn 4, 10).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)