Pedid y se os dará
06/10/11
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Supongan que alguno de ustedes
tiene un amigo que viene a medianoche a decirle: “Préstame, por favor, tres panes,
pues un amigo mío ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”. Pero él le
responde desde dentro: “No me molestes. No puedo levantarme a dártelos, porque
la puerta ya está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados”. Si el otro sigue
tocando, yo les aseguro que, aunque no se levante a dárselos por ser su amigo, sin
embargo, por su molesta insistencia, sí se levantará y le dará cuanto necesite.
Así también les digo a ustedes: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen
y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra y al que toca, se
le abre. ¿Habrá entre ustedes algún padre que, cuando su hijo le pida pan, le dé
una piedra? ¿O cuando le pida pescado, le dé una víbora? ¿O cuando le pida huevo,
le dé un alacrán?
Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más
el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan?». Palabra del
Señor.
Oración introductoria
Padre bueno, gracias por mostrarme la actitud confiada que debo tener en mi vida,
al saber que Tú siempre me darás lo que me conviene. Toco hoy a tu puerta, apelo
a tu bondad, para pedirte que me ayudes a dejar todas las distracciones y
preocupaciones que me puedan separar de Ti.
Petición
Jesús, dame la gracia de orar teniendo la certeza de lo que es lo más importante en
mi vida.
Meditación
«Lo experimentaron los antiguos “padres del desierto” y los contemplativos de
todos los tiempos, que llegaron a ser, por razón de la oración, amigos de Dios,
como Abraham, que imploró al Señor librar a los pocos justos del exterminio de la
ciudad de Sodoma. Santa Teresa de Ávila invitaba a sus hermanas de comunidad
diciendo: “Debemos suplicar a Dios que nos libre de estos peligros para siempre y
nos preserve de todo mal. Y aunque no sea nuestro deseo con perfección,
esforcémonos por pedir la petición. ¿Qué nos cuesta pedir mucho, pues pedimos al
Todopoderoso?”. Cada vez que rezamos el Padre Nuestro, nuestra voz se entrelaza
con la de la Iglesia, porque quien ora jamás está solo. “Todos los fieles deberán
buscar y podrán encontrar el propio camino, el propio modo de hacer oración, en la
variedad y riqueza de la oración cristiana, enseñada por la Iglesia... cada uno se
dejará conducir... por el Espíritu Santo, que lo guía, a través de Cristo, al Padre”»
(Benedicto XVI, 25 de julio de 2010).
Reflexión apostólica
«Las necesidades espirituales o materiales son motivos legítimos para hacer
oración, como el mismo Cristo enseñó; pero, en cualquier caso, el que ora con fe y
amor deja en manos de la voluntad sapientísima de Dios aquello que cree
necesitar, como nos enseña la Santísima Virgen en las bodas de Caná exponiendo a
su Hijo su necesidad y dejándolo decidir lo que conviene hacer» (Manual del
miembro del Movimiento Regnum Christi , n. 222).
Propósito
Centrar mi oración en pedir a Dios medios para crecer en el amor.
Diálogo con Cristo
El discípulo y misionero de Cristo es por definición un hombre de oración, porque la
oración es el medio por el cual puedo tener un encuentro personal con quien me
creó para el amor. Esta experiencia me enriquece de tal manera que me da el
aliento, la fuerza para desprenderme de mí mismo y salir de mi comodidad y
egoísmo, para abrir mi puerta a los demás, especialmente aquellos que se
encuentran más cerca y necesitados.
«La oración genera amor y fidelidad. La oración sostiene la capacidad del amor
sacrificado. Un matrimonio santo es el que cuenta con Dios y a Dios llegamos a
través de la oración»
( Cristo al centro, n. 1589).