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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XII Semana del Tiempo Ordinario
Lunes
Salmo 32
En el Señor está nuestra esperanza . El Papa Benedicto XVI, en su encíclica
sobre la esperanza cristiana, preguntaba sobre el misterio de la vida eterna (cf. Spe
salvi, 10-12): la fe cristiana, ¿es también para los hombres de hoy una esperanza
que transforma y sostiene su vida? (cf. ib., 10). Y más radicalmente: ¿desean aún
los hombres y las mujeres de nuestra época la vida eterna? ¿O tal vez la existencia
terrena se ha convertido en su único horizonte?
En realidad, como ya observaba san Agustín, todos queremos la “vida
bienaventurada”, la felicidad; queremos ser felices. No sabemos bien qué es y cómo
es, pero nos sentimos atraídos hacia ella. Se trata de una esperanza universal,
común a los hombres de todos los tiempos y de todos los lugares. La expresión
“vida eterna” querría dar un nombre a esta espera que no podemos suprimir: no
una sucesión sin fin, sino una inmersión en el océano del amor infinito, en el que ya
no existen el tiempo, el antes y el después. Una plenitud de vida y de alegría: esto
es lo que esperamos y aguardamos de nuestro ser con Cristo (cf. ib., 12).
Renovemos hoy la esperanza en la vida eterna fundada realmente en la
muerte y resurrección de Cristo. “He resucitado y ahora estoy siempre contigo”, nos
dice el Señor, y mi mano te sostiene. Dondequiera que puedas caer, caerás entre
mis manos, y estaré presente incluso a las puertas de la muerte. A donde ya nadie
puede acompañarte y a donde no puedes llevar nada, allí te espero para
transformar para ti las tinieblas en luz. Pero la esperanza cristiana nunca es
solamente individual; también es siempre esperanza para los demás. Nuestras
existencias están profundamente unidas unas a otras, y el bien y el mal que cada
uno realiza también afecta siempre a los demás.
En Cristo esperamos; es a él a quien aguardamos. Con María, su Madre, la
Iglesia va al encuentro del Esposo: lo hace con las obra de caridad, porque la
esperanza, como la fe, se manifiesta en el amor.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)