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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
Natividad de san Juan Bautista
Además del nacimiento de Jesús, Hijo de Dios, y del nacimiento de María,
Virgen Inmaculada, el único santo de quien se celebra el nacimiento terrero es San
Juan Bautista, porque marcó el inicio del cumplimiento de las promesas
divinas: Juan es el „profeta‟, identificado con Elías, que estaba destinado a preceder
inmediatamente al Mesías a fin de preparar al pueblo de Israel para su venida
(cf. Mt 11, 14; 17, 10-13). Su fiesta nos recuerda que toda nuestra vida está
siempre „en relacin con‟ Cristo y se realiza acogiéndolo a él, Palabra, Luz y Esposo
(cf. Jn 1, 1. 23; 1, 7-8; 3, 29).
“Juan” significa, en hebreo: “Dios es favorable”; Zacarías vuelve a hablar, en
señal de que se cumple lo que se le había anunciado; el gozo de los vecinos por el
nacimiento de aquel niño se expresa en forma de alegre presagio, puesto que se
veía que “la mano del Seor estaba sobre él”.
Las palabras de Jesucristo perfilarán la personalidad de Juan. Es más que un
profeta porque es el mensajero enviado por Dios para preparar los caminos al
Señor: entre los nacidos de mujer no ha aparecido uno más grande que Juan el
Bautista, dirá Jesús (Cf. Mt.11, 10-11; Lc.7, 24-29) Es el ángel del Señor y la voz
que grita en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos (Cf.
Mc.1, 1-2).
La misión de Juan es dar testimonio de la luz que ha de abrirse paso en las
tinieblas (Cf. Jo.1, 6-8). Para ello, invita a la conversión y a la oración mediante el
rito llamado bautismo de Juan. Una invitación a abrir las puertas del corazón y
acoger la luz de Cristo.
Consecuentemente, Juan está presentando a Cristo como centro de la fe
porque es la Verdad que hemos de creer, y el Bien al que hemos de entregarnos.
Cristo es la fuente de esperanza, del gozo y de la alegría porque viene para
salvarnos.
San Juan Bautista es el precursor, el que va delante de Cristo, enviado para
preparar el camino al Señor, como el último profeta; como aquel que inaugura el
Evangelio. Juan Bautista es el que señala a Jesús, el que lo reconoce como Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo. Juan es el testigo que da testimonio del
Salvador con su predicación, con el bautismo de conversión y finalmente con su
martirio (cf Catecismo, 523).
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Juan el Bautista realiza su misión con humildad, orientando a sus discípulos
hacia Cristo, con el testimonio de una vida íntegra y austera, predicando la
conversión y fiel hasta la muerte.
Juan es humilde buscando el desaparecer ante Cristo y huyendo de los
honores humanos: Yo los bautizo en agua, pero llegando está otro más fuerte que
yo, a quien no soy digno de soltarle la correa de las sandalias; El los bautizará en el
Espíritu Santo y en fuego (Cf. Lc. 3, 16; Jn.1, 27).
Juan orienta a sus discípulos al conocimiento directo de Cristo y a que
permanezcan con El: He aquí el Cordero de Dios. Los dos discípulos que le oyeron,
siguieron a Jesús y permanecieron con Él aquel día (cf. Jo.1, 36).
Juan predica la conversión y el compromiso de vida creyente con la palabra,
dando testimonio de vida íntegra y austera con la oración, el ayuno y vistiendo
pobremente (Cfr. Mt.3, 4).
Celebrar esta solemnidad nos compromete a caminar en pos de Cristo con
fidelidad, como verdaderos discípulos. Nos compromete a convertirnos en señales,
en signos vivos, que apunten a Jesús, que remitan a Él, que ayuden a los demás
hombres y mujeres a buscarlo, a encontrarlo, a amarlo. Nos compromete a morir
cada día, a ceder nuestro tiempo, nuestro espacio, nuestra posición, en favor de
otros, para que el Señor se manifieste. Nos invita a dar, sin cansancio, a dar
testimonio de la verdad, de una verdad que puede ser incómoda o ingrata a los
poderes de este mundo, pero que, en todo caso, es una verdad que hace libres.
Qué el Señor, por la intercesión de San Juan Bautista, testigo de la Luz,
enderece nuestros pasos por el camino de la salvación y de la paz.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)