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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
Solemnidad de San Pedro y san Pablo apóstoles
(Cfr. Juan Pablo II, 29 de junio de 2003)
“El Seor me ayud y me dio fuerzas” (2 Tm 4, 17). Así describe san Pablo a
Timoteo la experiencia que vivió mientras estuvo preso en Roma. Sin embargo,
estas palabras se pueden referir a toda la actividad misionera del Apóstol de los
gentiles, así como a la de san Pedro. Lo testimonia, en esta liturgia, el pasaje de los
Hechos de los Apóstoles, que presenta la prodigiosa liberación de Pedro de la cárcel
de Herodes y de una probable condena a muerte.
San Pedro y san Pablo son „amigos de Dios‟ de modo singular, porque
bebieron el cáliz del Señor. A ambos Jesús les cambió el nombre en el momento en
que los llamó a su servicio: a Simn le dio el de Cefas, es decir, „piedra‟, de donde
deriva Pedro; a Saulo, el nombre de Pablo, que significa „pequeo‟: “Pedro fue el
primero en confesar la fe; Pablo, el maestro insigne que la interpretó; el pescador
de Galilea fundó la primitiva Iglesia con el resto de Israel; el maestro y doctor la
extendi a todas las gentes”.
Gracias a la humillación de la negación y al llanto incontenible que lo purificó
interiormente, Simn se convirti en Pedro, es decir, en la „piedra‟: robustecido por
la fuerza del Espíritu, tres veces declaró a Jesús su amor, recibiendo de él el
mandato de apacentar su grey (cf. Jn 21, 15-17).
La experiencia de Saulo fue semejante: el Señor, a quien perseguía (cf. Hch
9, 5), “lo llam por su gracia” (Ga 1, 15), derribándolo en el camino de Damasco.
Así, lo liber de sus prejuicios, transformándolo radicalmente, y lo convirti en “un
instrumento de eleccin” para llevar su nombre a todas las gentes (cf. Hch 9, 15).
“Por caminos diversos, los dos congregaron la única Iglesia” (Prefacio). Esta
afirmación, referida a los apóstoles san Pedro y san Pablo, parece poner de relieve
precisamente el compromiso de buscar, por todos los medios, la unidad,
respondiendo a la invitación repetida muchas veces por Jesús en el Cenáculo: “Ut
unum sint!”, que sean uno.
En la profesión de fe de Pedro podemos sentir que todos somos uno, a pesar
de las divisiones que a lo largo de los siglos han lacerado la unidad de la Iglesia,
con consecuencias que perduran todavía. En nombre de san Pedro y san Pablo
renovemos el compromiso de acoger a fondo el deseo de Cristo, que quiere que
estemos plenamente unidos.
Que nos guíe y acompañe siempre con su intercesión la santísima Madre de
Dios: su fe indefectible, que sostuvo la fe de Pedro y de los demás Apóstoles, siga
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sosteniendo la de las generaciones cristianas, nuestra misma fe: Reina de los
Apóstoles, ruega por nosotros.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)