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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
Santo Tomás, Apóstol
En esta fiesta de la celebración de santo Tomás, se nos propone el camino de
fe: del no creer porque no ha visto, al ver creyendo, y más aún al creer sin
necesidad de ver. Celebramos esta fiesta no tanto por pura admiración hacia el
santo apstol, sino “para que tengamos vida abundante en nosotros por la fe en
Jesucristo a quien Tomás reconoci como su Seor y Dios”. (Oracin colecta de la
Eucaristía)
La carta a los Efesios presenta como cimiento de la fe a los apóstoles y
profetas. Cristo Jesús es la piedra angular: él es objeto de la fe y el que la
posibilita, el que nos sostiene. Los cristianos por el Bautismo nos incorporamos a
este edificio que se ha ido levantando con los siglos, pasamos a formar parte de la
misma familia de Dios. Esto es extraordinario.
Edificados sobre el cimiento de los apóstoles nos vamos integrando en la
construcción de un templo consagrado al Señor. Si no vivimos como tales
consagrados, el edificio no progresa... Esta edificio que es la Iglesia está abierta a
todos, quiere ser morada de Dios por el Espíritu. Tú y yo somos piedras vivas en
este edificio.
¡Cuántas gracias tenemos que dar por aquellos apóstoles, que nos han
transmitido la fe...! Éstos siguieron el mandato del Señor: vayan al mundo entero,
proclamen el Evangelio a todas las naciones, a toda criatura, que se entere bien la
tierra. No podemos perder la cadena en el anuncio evangélico, no podemos
quedarnos callados, ¡ay de nosotros si no evangelizamos.
La ausencia de Tomás en el grupo apostólico cuando se apareció Jesús nos ha
valido para los cristianos de todos los tiempos la confesión de fe más preciosa que
existe en la Biblia: “Seor mío y Dios mío”.
Cuando nos sintamos que nos falta fe, es bueno que repitamos esta confesión
desde el fondo del alma: “Seor mío y Dios mío”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)