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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XIV Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 32
Muéstranos, Señor, tu misericordia . Dios, a pesar de la infidelidad del pecado
de los hombres y del castigo que merece, “mantiene su amor por mil generaciones”
(Ex 34, 7). Dios revela que es “rico en misericordia” (Ef 2, 4) llegando hasta dar su
propio Hijo.
Cuando suplicamos Muéstranos, Señor, tu misericordia, es como decir, dame
la luz para reconocer mis pecados, porque Él en si mismo es misericordia,
dispuesto, en cuanto le permitimos, a darnos su amor y su perdón. En efecto, los
que se acercan al sacramento de la penitencia obtienen de la misericordia de Dios
el perdón de los pecados cometidos contra Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con
la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados…” (LG 11).
Volver a la comunión con Dios, después de haberla perdido por el pecado, es
un movimiento que nace de la gracia de Dios, rico en misericordia y deseoso de la
salvación de los hombres. Es preciso pedir este don precioso para sí mismo y para
los demás (Cfr. CIgC 1489).
No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega
deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento,
rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (Cfr.
De V 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la
perdición eterna. Por esto, mientras somos peregrinos no dejemos de buscar y
suplicar la misericordia de Dios: Muéstranos, Señor , tu misericordia.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)