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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XIV Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 36
La Salvación del justo es el Señor . Este estribillo nos dice que a través de la
justicia, siendo justos, tenemos salvación en el Señor; por tanto, es necesario que
cada uno de nosotros pueda vivir en un contexto de justicia y, más aún, que cada
uno sea justo y actúe con justicia respecto de los cercanos y de los lejanos, de la
comunidad, de la sociedad de que somos miembros... y respecto de Dios.
La justicia tiene muchas implicaciones y muchas formas. Hay también una
forma de justicia que se refiere a lo que el hombre debe a Dios: Por la fe, el
hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su
ser, el hombre da su asentimiento a Dios que revela (cf. DV 5); el hombre debe a
Dios adhesión personal; un asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha
revelado.
Cristo nos ha dado el mandamiento del amor al prójimo. En este
mandamiento está comprendido todo cuanto se refiere a la justicia. No puede
existir amor sin justicia. El amor rebasa la justicia, pero al mismo tiempo encuentra
su verificación en la justicia. Hasta el padre y la madre al amar a su hijo, deben ser
justos con él. Si se tambalea la justicia, también el amor corre peligro.
Ser justo significa dar a cada uno cuanto le es debido. Esto se refiere a los
bienes temporales de naturaleza material. El ejemplo mejor puede ser aquí la
retribución del trabajo y el llamado derecho al fruto del propio trabajo y de la tierra
propia. Pero al hombre se le debe también reputación, respeto, consideración, la
fama que se ha merecido. Cuanto más conocemos al hombre, tanto más se revela
su personalidad, carácter, inteligencia y corazón. Y tanto más caemos en la cuenta
-¡y debemos caer en la cuenta!- del criterio con que debemos medirlo y qué
significa ser justos con él.
Por todo ello es necesario estar profundizando continuamente en el
conocimiento de la justicia. No es ésta una ciencia teórica. Es virtud, es capacidad
del espíritu humano, de la voluntad humana e, incluso, del corazón. Además, es
necesario orar para ser justos y saber ser justos.
No podemos olvidar las palabras del Señor: Con la medida con que midiereis
se os medirá (Mt 7, 2). El Hombre justo, es el hombre que mide justamente. Ojalá
lo seamos todos. Que todos tendamos constantemente a serlo.
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Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)