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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XIV Semana del Tiempo Ordinario
Sábado
Salmo 104
Cantemos la grandeza del Señor. Queramos acoger en nuestro corazón la
invitación, que nos hace el estribillo al salmo: cantar como María la grandeza del
Señor. San Ambrosio en su comentario al texto del Magnificat , expresa: “Cada uno
debe tener el alma de María para proclamar la grandeza del Señor, cada uno debe
tener el espíritu de María para alegrarse en Dios.
Aunque, según la carne, sólo hay una madre de Cristo, según la fe todas las
almas engendran a Cristo, pues cada una acoge en sí al Verbo de Dios... El alma de
María proclama la grandeza del Señor, y su espíritu se alegra en Dios, porque,
consagrada con el alma y el espíritu al Padre y al Hijo, adora con devoto afecto a un
solo Dios, del que todo proviene, y a un solo Señor, en virtud del cual existen todas
las cosas" (Esposizione del Vangelo secondo Luca, 2, 26-27: SAEMO, XI, Milán-
Roma 1978, p. 169).
Esta respuesta al salmo, siguiendo la enseñanza del santo doctor nos invita a
hacer que el Señor encuentre una morada en nuestra alma y en nuestra vida. No
sólo debemos llevarlo en nuestro corazón; también debemos llevarlo al mundo, de
forma que también nosotros podamos engendrar a Cristo para nuestros tiempos.
Pidamos al Señor que nos ayude a alabarlo con el espíritu y el alma de
María, y a llevar de nuevo a Cristo a nuestro mundo. Cantemos la grandeza del
Señor.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)