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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XV Semana del Tiempo Ordinario
Lunes
Salmo 123
Nuestra ayuda es invocar al Señor . Nuestra ayuda está sin duda alguna en el
nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Esta verdad luminosa es de inmensa
trascendencia y tiene incidencia directa sobre toda nuestra actividad de todos los
días: toda ella se lleva a cabo bajo el signo del nombre de Jesús, por el poder de su
gracia, y únicamente para gloria suya.
Solamente en Dios podemos hallar nuestra fuerza; en efecto, cuando
invocamos a Dios, en la oración misma del Señor Jesucristo por su Iglesia y en el
poder del Espíritu Santo, que siempre viene en ayuda de nuestra debilidad y nos da
la esperanza, entonces somos fuertes con el poder de Dios.
Esta es la esperanza que nos fortalece incluso en las pruebas más duras de
nuestra peregrinación terrena. En efecto, sobre nosotros vela siempre la
Providencia de Dios, del Dios que, como escribía Alessandro Manzini Él “Nunca
turba la alegría de sus hijos, si no es para prepararles una más cierta y más
grande”. Incluso en los momentos más tenebrosos de la historia, el cristiano puede
repetir siempre las palabras del „Te Deum‟: “En ti espero, Señor; no quede
confundido para siempre”, es decir, Nuestra ayuda es invocar al Señor.
Desde luego, la confianza en Dios no nos exime de nuestro compromiso
personal de hace lo que nos corresponde como personas y en cada situación, como
dice el proverbio: “a Dios rogando y con el mazo dando”, es decir, el ejemplo del
herrero que está forjando su hierro, y que, a la vez que ora a Dios, no deja de usar
su martillo para obtener la obra que pretende realizar. O mejor, en palabra de san
Ignacio de Loyola: “Confiar en Dios como si todo dependiera de él; y al mismo
tiempo trabajar como si todo dependiera de nosotros”.
Nuestra ayuda es invocar al Señor , porque Cristo nos dijo: “Confíen, yo he
vencido al mundo” ( Jn 16, 33). “Yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo” ( Mt
28, 20).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)