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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XV Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 104
El Señor nunca olvida sus promesas . Dios es único; fuera de él no hay dioses
(cf. Is 44,6). Dios transciende el mundo y la historia. El es quien ha hecho el cielo y
la tierra: “Ellos perecen, mas tú quedas, todos ellos como la ropa se
desgastan...pero tú siempre el mismo, no tienen fin tus años” (Sal 102,27-28). En
él “no hay cambios ni sombras de rotaciones” (St 1,17). El es “El que es”, desde
siempre y para siempre y por eso permanece siempre fiel a sí mismo y a sus
promesas.
Por eso las promesas de Dios se realizan siempre (cf. Dt 7,9). Dios es la
Verdad misma, sus palabras no pueden engañar. Por ello el hombre se puede
entregar con toda confianza a la verdad y a la fidelidad de la palabra de Dios en
todas las cosas. El comienzo del pecado y de la caída del hombre fue una mentira
del tentador que indujo a dudar de la palabra de Dios, de su benevolencia y de su
fidelidad.
La verdad de Dios es su sabiduría que rige todo el orden de la creación y del
gobierno del mundo ( cf.Sb 13,1-9). Dios, único Creador del cielo y de la tierra (cf.
Sal 115,15), es el único que puede dar el conocimiento verdadero de todas las
cosas creadas en su relación con El (cf. Sb 7,17-21). El Señor nunca olvida sus
promesas.
Las bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús. Con ellas
Jesús recoge las promesas hechas al pueblo elegido desde Abraham; pero las
perfecciona ordenándolas no sólo a la posesión de una tierra, sino al Reino de los
cielos. Las bienaventuranzas recogen y perfeccionan las promesas de Dios desde
Abraham ordenándolas al Reino de los cielos. Responden al deseo de felicidad que
Dios ha puesto en el corazón del hombre.
María es bienaventurada porque creyó en el cumplimiento de las palabras del
Señor (cf. Lc 1, 45), sabiendo que Dios no defrauda en sus promesas. Es
“bienaventurada” y, al mismo tiempo, “bendita” de Dios. Que sepamos seguir las
huellas de maría: Ella confió en las promesas de Dios y fue fiel a su voluntad.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)