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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XV Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 115
Cumpliré mis promesas al Señor. Si ayer reflexionábamos en la promesas
hechos por Dios a nosotros, hoy, en el canto de respuesta al salmo nos vemos a
nosotros mismos para alentarnos cumplir nuestras promesas hechos a Dios; es
decir, hoy se nos pide el testimonio de coherencia y firmeza en el cumplimiento de
las promesas hechas en el bautismo y en la confirmación, renovadas y confirmadas
con el orden sacerdotal o en el matrimonio...
Estas de la iniciación cristiana, al recibir los primeros sacramentos, deben
representar para cada uno de vosotros el punto de referencia de la experiencia
diaria, a partir de una vocación específica y de una identidad precisa a conformar
nuestra vida con Jesús, al cual nos unimos para siempre. Si verdaderamente nos
impulsa el Espíritu para alcanzar la vida en Dios, “sería un contrasentido
contentarnos con una vida mediocre, vivida según una ética minimalista y una
religiosidad superficial” ( Novo millennio ineunte , 31). Es preciso comprometernos
con convicción en favor de ese “alto grado de la vida cristiana ordinaria” al que, nos
invita nuestra identidad de cristianos.
Nuestra familia ha de ser el ámbito prioritario en el que debemos vivir
vuestro compromiso cristiano, dando en ella espacio a la oración, a la palabra de
Dios y a la catequesis cristiana, y trabajando por el respeto de toda vida, desde su
concepción y en toda situación, hasta la muerte. Es preciso que nuestras familias
“den un ejemplo convincente de la posibilidad de un matrimonio vivido de manera
plenamente conforme al proyecto de Dios y a las verdaderas exigencias de la
persona humana: tanto de la de los cónyuges como, sobre todo, de la de los más
frágiles, que son los hijos”.
Hoy podemos recordar las palabras de san Pablo: “Persevera en lo que
aprendieron y en lo que creyeron, teniendo presente de quiénes lo aprendieron;
que con nuestra vida diaria, con un testimonio que, aunque sea diverso por la edad
y por las funciones que desempeñamos vivamos unidos a la victoria de la cruz de
Cristo, fieles a las promesas hechas, sabiendo que el que persevera hasta el final se
salvará.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)