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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XVI Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 18
Ayúdanos, Señor, a cumplir tu voluntad . Al cantar este estribillo como
respuesta al salmo, sin duda que pronto se nos viene a la mente el Padrenuestro,
cuado decimos: “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Al respecto san
Cipriano de Cartago, en su tratado sobre el “Padre Nuestro”, 14 – 17 ,
ensea que al decir “hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”, no decimos
que Dios haga lo que quiera, sino que le pedimos que nosotros podamos hacer lo
que Dios quiere.
Esto, porque nadie puede impedir a Dios que haga lo que quiera, sino que
como a nosotros se nos opone el diablo para que no esté totalmente sumisa a Dios
nuestra mente y vida, pedimos y rogamos que se cumpla en nosotros la voluntad
de Dios: y para que se cumpla en nosotros, necesitamos de esa misma voluntad, es
decir, de su ayuda y protección, porque nadie es fuerte por sus propias fuerzas,
sino por la bondad y misericordia de Dios.
“La voluntad de Dios es la que Cristo ense y cumpli: humildad en la
conducta, firmeza en la fe, reserva en las palabras, rectitud en los hechos,
misericordia en las obras, orden en las costumbres, no hacer ofensa a nadie y saber
tolerar las que se le hacen, guardar paz con los hermanos, amar a Dios de todo
corazón, amarle porque es Padre, temerle porque es Dios; no anteponer nada a
Cristo, porque tampoco él antepuso nada a nosotros; unirse inseparablemente a su
amor, abrazarse a su cruz con fortaleza y confianza; si se ventila su nombre y
honor, mostrar en las palabras la firmeza con la que le confesamos; en los
tormentos, la confianza con que luchamos; en la muerte, la paciencia por la que
somos coronados. Esto es querer ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el
precepto de Dios, esto es cumplir la voluntad del Padre.
Pedimos que se cumpla la voluntad de Dios en el cielo y en la tierra; en
ambos consiste el acabamiento de nuestra felicidad y salvación. En efecto, teniendo
un cuerpo terreno y un espíritu que viene del cielo, somos a la vez tierra y cielo, y
oramos para que en ambos, es decir, en el cuerpo y en el espíritu, se cumpla su
voluntad. Por eso debemos pedir con cotidianas y aun continuas oraciones que se
cumpla sobre nosotros la voluntad de Dios tanto en el cielo como en la tierra;
porque ésta es la voluntad de Dios, que lo terreno se posponga a lo celestial, que
prevalezca lo espiritual y divino”.
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Señor Dios, Tú nos has revelado tu voluntad a través de las palabras y
acciones de tu divino Hijo. Te suplicamos nos ayudes a seguir su ejemplo en
nuestras vidas para poder contemplarte y cantarte para siempre en tus moradas
eternas.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)