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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XVII Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 98
Santo es el Señor, nuestro Dios . El catecismo de la Iglesia Católica en el 208,
nos habla de la grandeza de Dios y de la pequeñez del hombre; de la santidad de
Dios y del hombre pecador. Pero el Seor es nuestro Dios. En efecto, “Ante la
presencia atrayente y misteriosa de Dios, el hombre descubre su pequeñez. Ante la
zarza ardiente, Moisés se quita las sandalias y se cubre el rostro (cf. Ex 3,56)
delante de la Santidad divina. Ante la gloria del Dios tres veces Santo, Isaías
exclama: „¡Ay de mi, que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros!‟ (Is
6, 5). Ante los signos divinos que Jesús realiza, Pedro exclama: „Aléjate de mi,
Seor, que soy un hombre pecador‟ (Lc 5, 8).
El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: “Tomen sobre
ustedes mi yugo, y aprended de mi… (Mt 11, 29). „Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Nadie va al Padre sino por mi‟ (Jn 14, 6). Dios, infinitamente perfecto y
bienaventurado en si mismo, en su designio de pura bondad ha creado libremente
al hombre para que tenga parte en su vida bienaventurada. Por esto, Dios llama al
ahombre a participar de su misma vida, de su ser: nos llama a ser santos como Él
es santo.
La santidad no es un lujo, no es un privilegio de unos pocos, una meta
imposible para un hombre normal; en realidad, es el destino común de todos los
hombres llamados a ser hijos de Dios, la vocación universal de todos los
bautizados. La santidad se ofrece a todos. No es necesariamente un gran santo el
que posee carismas extraordinarios. En efecto, hay muchísimos cuyo nombre sólo
Dios conoce, porque en la tierra han llevado una vida aparentemente muy normal.
Por su sumisión a María y a José', así como por su humilde trabajo durante
largos anos en Nazaret, Jesús nos da el ejemplo de la santidad en la vida cotidiana
de la familia y del trabajo.
Hans Urs von Balthasar escribió que los santos constituyen el comentario
más importante del Evangelio, su actualización en la vida diaria; por eso
representan para nosotros un camino real de acceso a Jesús. Por su parte, el
escritor francés Jean Guitton ha dicho que los santos lo como “los colores del
espectro en relacin con la luz”: cada uno de ellos refleja, con tonalidades y
acentos propios, la luz de la santidad de Dios. ¡Qué importante y provechoso es,
por tanto, el empeño por cultivar el conocimiento y la devoción de los santos, así
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como la meditación diaria de la palabra de Dios y el amor filial a la Virgen y san
José!
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)