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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XVIII Semana del Tiempo Ordinario
Lunes
Salmo 80
Aclamemos a Dios, nuestra fortaleza . En este camino, no faltarán
contrariedades y problemas. Ahora bien, nada debe amedrentarnos. En medio de
nuestras vicisitudes, la confianza en el Señor, la escucha atenta de su Palabra, la
participación asidua en los Sacramentos y la oración personal deben ser la fuente
de nuestra fortaleza.
Sí, de la Eucaristía sacamos nuestra fortaleza. Qué importante es que al
término de la Misa no salgamos apresuradamente; Que nos quedemos algún tiempo
adorando a Dios que está en nuestro corazón; darle gracias por todos los dones que
nos da y especialmente por el don mas grande de todos: la Presencia Real de Jesús
en la Eucaristía, nuestra fortaleza.
Adorémosle en silencio, démosle oportunidad para que nos hable al corazón.
De ese modo Jesús podrá sanar nuestras heridas y llenarnos de fortaleza y amor.
De aquí saca nuestro espíritu su fortaleza y su alegría. La contemplación de Jesús
Eucaristía ha es la base de nuestra vida cristiana. No hay nada más grande que
sentir que Jesús está dentro de nosotros, y que es él quien nos da fortaleza y nos
anima en cada momento de nuestra vida.
Sí, nunca dudemos, de la Eucaristía es el fundamento y la base principal de
donde sacamos fortaleza para seguir adelante, para que no se nos haga aburrida la
vida. Este alimento hace nuestra vida alegre y festiva. También se disfruta de la
amistad con las hermanas, del ambiente de fraternidad, que hace que nuestros
corazones estén unidos.
“La alegría del Señor es nuestra fortaleza”. Que la alegría del Señor sea
nuestro apoyo y nuestra guía en el camino cotidiano. Que la intercesión de Nuestra
Señora de la Soledad, nos obtenga este don.
. Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)