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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XX Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 39
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad . Son las palabras del Verbo al
entrar en el mundo, y las de María que acoge su anuncio.
Este estribillo que hemos cantado nos invita a seguir las mismas huellas de
fe operante de María: una fe generosa, que se abre a la Palabra de Dios, que acoge
la voluntad de Dios, sea cual fuere y de cualquier modo que se manifieste; una fe
fuerte, que supera todas las dificultades, las incomprensiones, las crisis; una fe
operante, alimentada como viva llama de amor, que quiere colaborar fuertemente
con el designio de Dios sobre nosotros. “He aquí la esclava del Seor”: cada uno de
nosotros, como invita el Concilio, debe estar pronto a responder así, como María,
en la fe y en la obediencia, para cooperar, cada uno en la propia esfera de
responsabilidad, a la edificación del Reino de Dios.
La respuesta de María fue el eco perfecto de la respuesta del Verbo al Padre.
El Aquí estoy de Ella es posible, en cuanto le ha precedido y sostenido el Aquí estoy
del Hijo de Dios, el cual, en el momento del consentimiento de María, se convierte
en el Hijo del hombre.
La Carta a los Hebreos nos hace como penetrar en los abismos insondables
de ese abajamiento del Verbo, de su humillación por amor a los hombres hasta la
muerte de cruz: “Cuando Cristo entr en el mundo dijo: Tú no quieres sacrificios ni
ofrendas, pero me has preparado un cuerpo; no aceptas holocaustos ni víctimas
expiatorias. Entonces yo dije lo que está escrito en el libro: Aquí estoy, ¡Oh Dios!,
para hacer tu voluntad” (Heb 10, 5, ss).
Ante el misterio de estos dos “Aquí estoy”, el “Aquí estoy” del Hijo y el “Aquí
estoy” de la Madre, que se reflejan uno en el otro y forman un único Amén a la
voluntad de amor de Dios, quedamos asombrados y, llenos de gratitud, adoramos.
Y Digámosle también nosotros: Aquí estoy, vengo a hacer tu voluntad.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)