1
Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXIII Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 144
El Señor es bueno con todos . Ante Dios todos somos iguales. Para Cristo
todos somos hijos de Dios. Todos somos iguales sin importar cómo somos por
dentro o por fuera. En virtud de nuestro origen común, todos somos iguales en
dignidad, sin distinción de raza, lengua o nación. No hay ante Dios, como dice el
Apóstol, ni judío, ni griego, ni bárbaro (cf. Col 3, 11), porque todos hemos sido
llamados a ser “familiares de Dios” (Ef 2, 19).
El hecho primordial de que todos hayamos salido de las manos de Dios lleva
consigo enormes consecuencias para la persona, como individuo y como familia
humana. La primera es que todos somos hermanos por tener un mismo Padre:
Dios.
El hombre es superior a todas las demás criaturas de la tierra, porque es
capaz de conocer y amar a Dios. Por esto, no puede dejarse arrastrar por los
instintos, ya que su condición de hijo de Dios le debe llevar a comportarse
conforme a tal dignidad, observando los diez mandamientos dados por Dios a
Moisés (cf. Ex 20, 1-17), y que Cristo ha elevado y perfeccionado con el
mandamiento nuevo del amor (cf. Jn 13, 34).
Ante Dios todos somos iguales. Dios Padre Todopoderoso, Creador del mundo
ordenado y bueno, tiene cuidado de todas sus criaturas. ¡Dios nunca hace nada que
no sea bueno! Lo que no es bueno es consecuencia del pecado. Ante tal situación
Dios no abandona a la creatura sino que da su propia respuesta de amor, de
sanación, de liberación del pecado y de cualquier otro mal.
La fe no debe quedarse en teoría: debe convertirse en vida. Si en el
sacramento encontramos al Señor; si en la oración hablamos con él; si en las
decisiones de la vida diaria nos adherimos a Cristo, entonces „vemos‟ cada vez más
claramente que El Señor es bueno con todos . Entonces experimentamos cuán
bueno es estar con él. “El Señor es bueno su misericordia es eterna, su fidelidad
por todas las edades”.
Dios es bueno con todos y con todos se muestra “compasivo y
misericordioso, lento a la ira y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por
mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado” (Ex 34, 6-7).
Padre Félix Castro Morales
2
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)