1
Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXIV Semana del Tiempo Ordinario
Sábado
Salmo 99
Sirvamos al señor con alegría. La alegría en el servir deriva del hecho de vivir
en comunión con Jesús y con los otros. No así, el hombre que no sabe amar
tampoco sabe servir. Es aquel que cuando se le pide un servicio, contesta: “¿Y yo
qué gano?”. El egoísmo es, pues, un impedimento para el servicio desinteresado.
Jesús y María, dos personas que vinieron a inaugurar una nueva forma de
vivir: No la del egoísmo, sino la de la generosidad y la entrega. El que no vive para
servir, no sirve para vivir. María es un sí a Dios, un sí a Jesús y un sí a los hombres.
Si servir hace felices, María fue la mujer más feliz, porque fue la mejor
servidora. El método del amar y servir con alegría ha funcionado siempre; no así el
del egoísmo: jamás ha funcionado ni funcionará. El de servir al prójimo crea
hombres y mujeres felices. Se sirve rezando por los infelices; se sirve sufriendo por
los pecadores; se sirve dedicando tiempo, mi tiempo, al apostolado; se sirve dando
algo mío, y se sirve, sobre todo, dándose a sí mismo con amor al prójimo.
Por tanto, nuestro secreto para servir al señor con alegría es nuestra Misa
diaria: ella es nuestra capacidad de servir sin cansarnos, de amar y perdonar.
¡Qué gozo tan grande se deriva del hecho de servir verdaderamente a los
demás! Sirvamos, pues, con cara alegre, porque Dios ama al que da con alegría.
Sirvamos al Señor siempre con alegría”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)