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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXVI Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 137
Te cantaremos, Señor, delante de tus ángeles . Jesús, refiriéndose a la
condición angélica, dirá que en la vida futura los resucitados “(no) pueden morir y
son semejantes a los ángeles” (Lc 20, 36). Los ángeles son pues seres personales
y, en cuanto tales, son también ellos, „imagen y semejanza‟ de Dios. La sagrada
Escritura se refiere a los ángeles utilizando también apelativos no sólo personales
(como los nombres propios de Rafael, Gabriel, Miguel), sino también „colectivos‟
(como las calificaciones de: Serafines, Querubines, Tronos, Potestades,
Dominaciones, Principados), así como realiza una distinción entre Ángeles y
Arcángeles.
Nosotros, hoy, hemos cantado: Te cantaremos, Señor, delante de tus
ángeles. En efecto, los ángeles están unidos a Dios mediante el amor consumado
que brota de la visión beatificante, cara a cara, de la Santísima Trinidad. Lo dice
Jesús mismo: “Sus ángeles ven de continuo en el cielo la faz de mi Padre, que está
en los cielos” (Mt 18, 10). Ese „ver de continuo la faz del Padre‟ es la manifestación
más alta de la adoración de Dios.
Se puede decir que constituye esa „liturgia celeste‟, realizada en nombre de
todo el universo, a la cual se asocia incesantemente la liturgia terrena de la Iglesia,
especialmente en sus momentos culminantes. Baste recordar aquí el acto con el
que la Iglesia, cada día y cada hora, en el mundo entero, antes de dar comienzo a
la plegaria eucarística en el corazón de la Santa Misa, se apela „a los Ángeles y a los
Arcángeles‟ para cantar la gloria de Dios tres veces santo, uniéndose así a aquellos
primeros adoradores de Dios, en el culto y en el amoroso conocimiento del misterio
inefable de su santidad.
Aquí se expresa la conciencia de cantar en la oración comunitaria en
presencia de toda la corte celestial y por tanto de estar expuestos al criterio
supremo: orar y cantar de modo que se pueda estar unidos con la música de los
Espíritus sublimes.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)