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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXVI Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 78
Sálvanos, Señor, y perdona nuestros pecados . Jesucristo en su predicación
denunció muchas veces los pecados de los hombres. Su mensaje no acepta ninguna
componenda con el pecado, porque el pecado es ofensa y falta de amor a Dios. Por
ello echa en cara los pecados a los fariseos y a los escribas; también se los
recrimina a los publicanos y pecadores y a los mercaderes del templo y a Pilatos.
Nunca deja de hablar con claridad y valentía para que nadie pueda aducir en
su descargo que vive en la ignorancia. Pero esa denuncia de los pecados siempre
lleva consigo la promesa del perdón y de la salvación. Jesucristo es el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo. Todo el que se acerca arrepentido a Cristo, y
con deseos de volver a empezar, es acogido y perdonado.
Jesús no sólo perdona, sino que pide el perdón del Padre para los que lo han
entregado a la muerte, y por tanto también para todos nosotros. Es Jesús quien
perdona nuestros pecados. Es El quien santifica nuestros dolores. Es El quien nos
enseña a amar. Es Jesús quien nos da la paz, la verdadera paz, con el pan para
esta vida y con el pan para la vida eterna, mejor que ésta. Es Jesús el profeta de
las bienaventuranzas.
Señor Jesucristo, ten piedad de nosotros, en tu gran misericordia, no mires
nuestros pecados y cancela todas nuestras culpas; crea en nosotros un corazón
puro y renueva en nosotros un espíritu de fortaleza y de santidad.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)