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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXVI Semana del Tiempo Ordinario
Sábado
Salmo 68
El señor jamás desoye al pobre . La confianza puesta en Dios nos hará fuertes
en las luchas y en las persecuciones. Por eso el Salmo 68 nos dice: “Quienes
buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre”. Es
decir, el Señor cuida de aquél que no pone su confianza en sí mismo, sino que
confía sólo en El.
¡Eso es ser pobre... pobre de espíritu! Confiando así, sabiéndonos en sus
Manos, Dios cambiará el temor en valentía y la debilidad en fortaleza. San Pablo, en
su Carta a los Romanos (Rom. 5,12-15), nos recuerda que “por el don de un solo
hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la
gracia de Dios”.
Los conflictos que se tienen en esta tierra, no importa lo grandes que sean,
pueden ser enfrentados teniendo fe en Dios. Es una cuestión de confianza y de fe,
de tener certeza total de que Dios está de nuestro lado. Es el mismo tema del canto
que hemos cantado en el salmo responsorial: El señor jamás desoye al pobre.
El perpetuo socorro de Dios nos llega mediante la intercesión de María.
Verdaderamente Dios está con María y el Señor está con nosotros, “como fuerte
guerrero”. Así podemos comprender la severa advertencia de Jesús en el evangelio
contra los renegados: “A quien me reconozca delante de los hombres, yo también
lo reconoceré delante de mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue
delante de los hombres, yo también le negaré ante mi Padre, que está en los
cielos”. Cuando el sacerdote les saluda y dice: “El Señor esté con ustedes”, les está
diciendo una verdad que, si la creemos, nos asegura el perpetuo socorro de Dios y
el triunfo sobre todos los enemigos.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)