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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXVII Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 85
Tú, Señor, eres bueno y clemente . Esta afirmación está llena de confianza,
revela una fe intacta y pura, que se abandona en el “Seor bueno y clemente, rico
en misericordia con los que te invocan”. La Biblia revela que la bondad es parte de
la naturaleza esencial de Dios.
La bondad de Dios significa que El es básicamente tierno y solidario hacia Su
creación. Su actitud básica hacia Sus criaturas es una de amistad. Por Su misma
naturaleza está inclinado a otorgar bendición y felicidad. Por Su naturaleza
inherente se complace en la felicidad de Su pueblo. El es bueno y hace el bien
(Salmo 119: 68).
Dado que el Todopoderoso es inmutable, Su bondad nunca puede cambiar en
la menor manera. El nunca será mejor de lo que ya es ahora, ni será tampoco
nunca menos bueno. En el principio El hizo el universo y he aquí que era
bueno. Todo lo que El hace es aún muy bueno. Ya que Dios es Infinito, Perfecto y
Eterno, Su bondad es ilimitada y nunca puede cesar. Todo lo que haga siempre
será bueno. Tiene bonanza sin fin guardada para nosotros, porque El es el Sumo
Sacerdote de las buenas cosas que vendrán.
Dios es bondad y clemencia, Dios es la fuente de la bondad. Y esto hace
surgir en nosotros la gran esperanza de ser escuchados por Él, si nos acercamos a
Él con corazón puro y sincero. Dios desea, que vayamos a Él con el corazón sincero,
con un corazón que no oculta sus faltas. Como David hemos de exclamar: “Oh Dios,
crea en mí un corazn puro” (Salmo 50). Como consecuencia de su pecado, David
deseaba un corazón sin mancha ante Dios e igualmente un corazón transparente.
Dios se ha hecho cercano en su Hijo Jesús a nosotros: se hizo en todo
semejante a nosotros, menos en el pecado, y se ha hecho cercano a nosotros para
que podamos gozar de su vida, de su paz, de su misericordia, de su bondad y
clemencia, de su amor.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)