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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXVII Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 1
Dichoso el hombre que confía en el Señor . Nuestra respuesta al salmo es un
canto de confianza en Dios. Él está siempre con nosotros. No nos abandona ni
siquiera en las noches más oscuras de nuestra vida. Está presente incluso en los
momentos más difíciles. El Señor no nos abandona ni siquiera en la última noche,
en la última soledad, en la que nadie puede acompañarnos, en la noche de la
muerte. Por eso, los podemos y debemos tener confianza: nunca estamos solos. La
bondad de Dios está siempre con nosotros.
“Bendito quien confía en el Seor y pone en el Seor su confianza”. La
bienaventuranza que Jesús expresa como posesión del Reino, el profeta Jeremías la
dibuja como un árbol de hoja perenne plantado junto al agua, que siempre da
fruto. Es decir, la prosperidad de todas las empresas son para el hombre que confía
en Dios: en todo tendrá éxito, ayudándole él como principal autor. El hombre es un
colaborador de la acción creadora e incesante de Dios, en la historia individual y
colectiva.
El apstol san Juan en la primera carta nos invita a confiar “porque Dios es
mayor que nuestro corazón y lo comprende todo” (1 Jn 3,20). Confiar en Dios es
apoyarse en el Dios Todopoderoso, en el Dios Amor (1 Jn 4,8).
“Confía en el Seor con todo tu corazn y no te apoyes en tu propia
prudencia. Reconcelo en todos tus caminos y él hará derechas tus veredas” (Prov.
3: 5-6.).
De María debemos aprender a confiar en Dios especialmente en lo que toca a
nuestra salvacin eterna… desconfiando en absoluto de nuestras fuerzas, pero
repitiendo: “todo lo puedo en aquel que me conforta” (Fil 4, 13).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)