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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 123
El Señor es nuestra ayuda . Sí, El Señor es la sombra que nos protege, nos
ayuda. Se trata de una confesión de fe y esperanza, como san Cipriano en tiempos
de persecucin: “Imploremos todos al Seor con sinceridad, sin dejar de pedir,
confiando en obtener lo que pedimos, porque el señor es nuestra ayuda .
San Cipriano también dice que El Señor nos ayuda a la restauración de la
Iglesia, dándonos la seguridad de nuestra salvación eterna; cualquiera que sea
nuestra situación, no olvidemos que Dios nos ayuda, y vendrá la luz después de las
tinieblas, la calma tras las tempestades y los torbellinos, la ayuda compasiva de su
amor de padre, las grandezas de la divina majestad, que conocemos muy bien”
(Epistola 11, 8).
Una fórmula de bendición muy antigua, recogida en el libro de los Números,
reza así: “El Seor te bendiga y te guarde. El Seor ilumine su rostro sobre ti y te
sea propicio. El Seor te muestre su rostro y te conceda la paz” (Nm 6, 24-26). El
Señor es nuestra ayuda.
En su providencia, Dios ha querido mostrarnos su ayuda a través de nuestra
Madre, la Virgen María. En efecto, al estar totalmente con Dios, esta Mujer se
encuentra muy cerca de nosotros y nos ayuda como madre y como hermana.
También el puesto único e irrepetible que María ocupa en la comunidad de los
creyentes deriva de esta vocación suya fundamental a ser la Madre del Redentor.
Precisamente en cuanto tal, María es también la Madre del Cuerpo místico de
Cristo, que es la Iglesia. Por esto, la ayuda de Dios, muchas veces, nos viene a
través de nuestra Señora de la Soledad: madre del Cristo total: de Cristo Cabeza y
de nosotros, miembros del cuerpo.
La Virgen María está cerca de nosotros, nos ayuda a servir bien a Dios,
nuestro Señor, para que podamos, como ella, entrar en la gloria del cielo.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)