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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 1
Dichoso el hombre que confía en el Señor . Dichoso aquel que no se guía por
mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la
ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.
Bendito quien confía en el Señor. La vida humana es un ejercicio continuo de
confianza. Los hijos confían en sus padres, los padres en los hijos. El esposo confía
en la esposa y viceversa. El alumno confía en el maestro, y el viajero aéreo confía
en el piloto del avión...En la vida espiritual toda la confianza se ha de poner en
Dios, porque esa vida es completamente obra de Dios, los hombres son sólo
colaboradores. Puedo confiar en un sacerdote, pero en cuanto representa el poder,
la bondad y la misericordia de Dios; puedo poner mi confianza en una religiosa, en
un catequista, en la Palabra de Dios, en los sacramentos, pero no es tanto en ellos
cuanto en el Dios que a través de ellos me habla, en el Dios que me comunican.
Si pusiera sólo mi confianza en el sacerdote, religiosa, catequista, Biblia,
sacramentos, sin llegar hasta Dios, tarde o temprano esa confianza se apagaría,
quedaría decepcionado de todos ellos, mi vida perdería su brújula y su rumbo, y
comenzaría a ser juguete de mí mismo y del ambiente que me rodea. La respuesta
al salmo de hoy nos enseña: Dichoso el hombre que confía en el Señor.
Sólo en el santuario del Dios vivo hay luz, vida y alegría, y es "dichoso el que
confía" en el Señor, eligiendo la senda de la rectitud (cf. vv. 12-13). Bendito el
hombre que confía en el Señor y en él pone su esperanza: será como un árbol
plantado junto al agua, que hunde en la corriente sus raíces; cuando llegue el calor
no lo sentirá, y sus hojas se conservarán siempre verdes; en año de sequía no se
marchitará, ni dejará de dar frutos.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)