1
Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXIX Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 118
(Cfr. Juan Pablo II, 6 de septiembre de 1978)
Enséñame, Señor, a gustar tus mandamientos . Los mandamientos son un
poco más difíciles de cumplir, a veces muy difíciles; pero Dios nos los ha dado no
por capricho ni en interés suyo, sino muy al contrario, únicamente en interés
nuestro.
Una vez, una persona fue a comprar un automóvil. El vendedor le hizo notar
algunas cosas: Mire que el coche posee condiciones excelentes, trátelo bien:
¿sabe?, gasolina súper en el depósito, y para el motor, aceite del fino. El otro le
contestó: No; para que sepa le diré que de la gasolina no soporto ni el olor, ni
tampoco del aceite; en el depósito pondré champagne que me gusta tanto, y el
motor lo untaré de mermelada. Haga usted como le parezca, pero no venga a
lamentarse si termina con el coche en un barranco. El Señor ha hecho algo parecido
con nosotros: nos ha dado este cuerpo, animado de un alma inteligente, y una bella
voluntad. Y ha dicho: esta máquina es buena, pero trátala bien.
Estos son los mandamientos. Honra al padre y a la madre, no matarás, no te
enfadarás, sé delicado, no digas mentiras, no robes... Si fuéramos capaces de
cumplir los mandamientos, andaríamos mejor nosotros y andaría mejor también el
mundo.
Y luego, el prójimo... Pero el prójimo está a tres niveles: unos están por
encima de nosotros, otros están a nuestro nivel, y otros debajo. Sobre nosotros
están nuestros padres. El catecismo decía: respetarlos, amarlos, obedecerles. El
Papa debe inculcar respeto y obediencia de los hijos a los padres.
Para entrar en la Vida, para llegar al cielo, hay que cumplir los
mandamientos. “No todo el que dice: „Señor, Señor‟, entrará en el reino de los
cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre, ése entrará” (Mt 7, 21). No bastan
pues las palabras: Cristo nos pide que lo amemos de obra. “El que ha recibido mis
mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado
de mi Padre: y yo lo amaré y me manifestaré a él” (Jn 4, 21).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)