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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXX Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 108
Sálvame, Señor, por tu bondad . Esta súplica, que cantamos como respuesta
al salmo, Dios, en san Pablo, en su carta a tito (3,4-5), nos responde, que “…Dios,
rico en misericordia, por el grande amor con que nos amó, estando muertos a
causa de nuestros delitos, nos vivificó en Cristo, y así fuimos salvados”.
Por su parte san Juan, nos dice que “Así amó Dios al mundo, que le dio su
propio Hijo…, y no para juzgar y condenar al mundo, sino para que el mundo se
salve por él” (Jn 3,16-17)
Dios ha determinado nuestra salvación, nuestra salvación es un hecho
irreversible, porque las decisiones de Dios son irrevocables y Dios no se tira nunca
atrás en sus promesas (Rom 11,29).
Pero, lo que no falla de parte de Dios en nuestra salvación, puede fallar por
parte del hombre. Por eso san Pablo nos exhorta: “Trabajen con sumo cuidado por
su salvación”, no por temor a Dios, que no fallará, sino por temor a ustedes
mismos, que le pueden fallar a Dios (Flp 2,12).
Dios toma tan en serio nuestra salvación, que, para conseguirla, se ha
empeñado en dirigir todos los acontecimientos del mundo de tal modo que todos
ellos van encaminados a la salvación de los elegidos (Rom 8,23-30).
La palabra de Dios es firme, no falla nunca, y si ha dicho que nos quiere
salvar, ya verán cómo nos salva a todos los que nos damos a Él con corazón
sincero...
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)