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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXXI Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 130
Dame, Señor, la paz junto a ti . Jesús de Nazaret es la Palabra eterna del
Padre hecha carne por nuestra salvación, es el „Dios con nosotros‟, que trae consigo
el secreto de la verdadera paz. Es el Príncipe de la paz. “Quien interioriza el
misterio de Cristo –por ejemplo, a través del rosario- aprende el secreto de la paz y
hace de él un proyecto de vida” (n. 40).
“La verdad, la justicia, el amor y la libertad” son los „cuatro pilares‟ sobre los
que es preciso construir una paz duradera (cf. Paulo VI, Mensaje, 3). Su enseñanza
conserva su actualidad. Hoy, como entonces, a pesar de los graves y repetidos
atentados contra la convivencia serena y solidaria de los pueblos, la paz es posible
y necesaria. Más aún, la paz es el bien más valioso que debemos implorar de Dios y
construir con todo esfuerzo, mediante gestos concretos de paz de todos los
hombres y mujeres de buena voluntad (cf. ib., 9).
Jesús resucitado pronunció como saludo, y como anuncio de su victoria, a los
discípulos: „¡Paz a vosotros!‟. La Paz, don que Cristo ha dejado a sus amigos como
bendición destinada a todos los hombres y a todos los pueblos. No es una paz
según la mentalidad del „mundo‟, como equilibrio de fuerzas, sino una realidad
nueva, fruto del Amor de Dios y de su Misericordia”. “Es la paz que Jesucristo ganó
con el precio de su Sangre y que comunica a cuantos confían en Él”
El mundo en el que vivimos a menudo está marcado por conflictos, violencia
y guerra, pero anhela ardientemente la paz, una paz que es sobre todo don de
Dios, una paz por la que debemos orar sin cesar. Dame, Señor, la paz junto a ti.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)