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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXXII Semana del Tiempo Ordinario
Viernes
Salmo 18
Los cielos proclaman la gloria de Dios . “…y el firmamento anuncia la obra de
sus manos” (Sal 19, 2); con estas palabras, el salmista evoca el „testimonio
silencioso‟ de la admirable obra del Creador, inscrita en la realidad misma de la
creación. Dios quiere hacerse oír en el silencio de la creación, en la que el intelecto
percibe la trascendencia del Señor de la creación. De la contemplación de la
creación, para a la contemplación de Dios, por las obras de la creación, podemos
conocer a su autor.
Un texto clásico sobre el tema de la posibilidad de conocer a Dios -en primer
lugar su existencia- a partir de las cosas creadas, lo encontramos en la Carta de
San Pablo a los Romanos: “...desde la creacin del mundo, lo invisible de Dios, su
eterno poder y divinidad, son conocidos mediante las obras. Por tanto, se puede
conocer a Dios por sus criaturas; para el entendimiento humano el mundo visible
constituye la base de la afirmación de la existencia del Creador invisible .
Las facultades del hombre lo hacen capaz de conocer la existencia de un Dios
personal. Pero para que el hombre pueda entrar en su intimidad, Dios ha querido
revelarse al hombre y darle la gracia de poder acoger en la fe esa revelación en la
fe.
San Pablo ensea que “El pecado le impide al hombre dar la gloria debida a
Dios, a quien todo hombre puede conocer. Puede conocer su existencia y también
hasta un cierto grado su esencia, perfecciones y atributos. En cierto sentido Dios
invisible „se hace visible en sus obras‟.
Es necesario cultivar nuestro ánimo de tal manera que se promueva nuestra
capacidad de admiración, de comprensión interna, de contemplación de la
naturaleza para llegar a la contemplación de Dios y darle gloria, ahora de en e
tiempo y luego plenamente en la eternidad (Cfr. GS 59).
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)