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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
Martes
Salmo 3
El Señor es mi defensa . Sí, el salmista pone en nuestro corazón esta
confesin de fe y confianza: El “Seor es la defensa de mi vida” (Sal 26, 1). Y
continuamente repite: “¿A quién temeré? (...) ¿Quién me hará temblar? (...) Mi
corazón no tiembla. (...) Me siento tranquilo” (Sal 26. 1-3).
Casi nos parece estar escuchando la voz de san Pablo, el cual proclama: “Si
Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” ( Rm 8, 31). Pero la serenidad
interior, la fortaleza de espíritu y la paz son un don que se obtiene refugiándose en
la oración personal y comunitaria.
Tales palabras sólo encuentran su verdadero significado, su valor primero, en
labios del hombre que no sólo busca, sino que también combate. ¿Por qué
combate? ¿A qué conduce la lucha? Combate precisamente por la victoria que
consiste en la realización del pensamiento eterno de Dios en sí mismo, en su alma,
por la verdad de su vocación, cualquiera que se a nuestro estado. En esta
búsqueda, en esta lucha interna debe situarse, en cierto sentido, frente a frente con
la plena realidad del amor que Dios ha revelado al hombre en Cristo: “El que no
perdon a su propio Hijo, antes lo entreg por todos nosotros” (Rom 8, 32), “¿cmo
no va estar a nuestro lado para convertirse en la defensa de nuestra vida?, ¿Quién
acusará a los elegidos de Dios? Siendo Dios quien justifica, ¿quién condenará?
Cristo Jesús, el que murió, aún más, el que resucitó, el que está a la diestra de
Dios, es quien intercede por nosotros” (Rom 8, 31-34). El Señor es mi defensa.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)