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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
Miércoles
Salmo 16
Escóndeme, Señor, bajo la sombra de tus alas . En otras palabras, le
manifestamos a Dios nuestro deseo de llevar una vida íntima, secreta y profunda
en Él. Una vida escondida en Dios”, que esté envuelta en el amor.
San Pablo nos explica lo que es una vida escondida bajo la sombra de las
alas de Dios: una vida estrecha con Cristo, a la que todos estamos llamados: “Estoy
crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y
mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta
entregarse por mí (Gál 2, 16. 19-21).
La vida escondida en Cristo, es ley fundamental de la vida cristiana, que
enuncia san Pablo cuando invita a: pensar “en las cosas de arriba, no en las de la
tierra” (Col 3, 2). Este aspecto escondido de la unión íntima con Cristo se revelará
en su profunda verdad y belleza cuando nos encontremos en el más allá.
Por consiguiente, estar escondidos en la sombra de Dios, es no sólo saber
que estamos seguros en Dios, sino además es tener el deseo de Dios, de querer
vivir con él para Él como hijos suyos. Pero ¿Qué implica, en la el ser hijos de Dios?
San Pablo escribe: “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de
Dios” (Rm 8, 14). Ser hijos de Dios significa, pues, acoger al Espíritu Santo, dejarse
guiar por él, estar abiertos a su acción en nuestra historia personal y en la historia
del mundo.
En efecto, “Miren cómo nos amó el Padre. Quiso que nos llamáramos hijos de
Dios, y nosotros lo somos realmente” (1 Jn 3, 1). Por esto con toda confianza le
debemos decir y realmente quererlo hacer: Escóndeme, Señor, bajo la sombra de
tus alas ¿Cómo permanecer indiferentes ante este desafío del amor paternal de
Dios que nos invita a una comunión de vida tan profunda e íntima?
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)